Una máxima que ha de tener todo dirigente político es que los recursos públicos son sagrados: provienen de los impuestos que pagan los ciudadanos con el dinero obtenido de su trabajo.
Desgraciadamente, hay políticos que se han acomodado tanto en el cargo que se olvidan de que están gestionando lo de todos y se comportan como si los recursos de la administración fuesen suyos. Este es el caso de la alcaldesa de l’Hospitalet, la socialista Núria Marín que, tras 25 años en el gobierno municipal, gestiona los recursos del Ayuntamiento como si fueran de su más estricta propiedad.
De esta forma, Núria Marín pasa a cargo del Ayuntamiento en un año, según las cuentas municipales de 2017, 4.189 euros en comidas y cenas institucionales. Para hacernos una idea de la magnitud del gasto, todo el Ayuntamiento de Madrid (capital y el mayor municipio de España) gastó aproximadamente la mitad en el mismo ejercicio, 2.498 euros. Y lo que es aun más grave, Núria Marín no justifica el evento o interés que tiene para la administración esas comilonas. Comilonas tan sospechosas como esa cena de 6 personas en un reputado restaurante a las 23:42 el sábado previo a la Navidad en el que la alcaldesa no tenía ningún evento agendado y cuya nota de 330 euros pagó el Ayuntamiento (55 por comensal). La respuesta que nos han dado desde el gabinete de alcaldía es que “va ser una trobada amb membres de diferents institucions d’Espanya per coordinar accions de defensa del municipalisme”. La vaguedad de expresiones como “membres de diferents institucions” refuerza la sospecha. Y el ciudadano ha de tener la certeza de que los gastos de protocolo y representación no son un subterfugio para que el político de turno gaste a discreción el dinero público en comilonas de carácter privado.
Los ejemplos de la confusión que tiene Núria Marín entre el Ayuntamiento y su propiedad son múltiples. También en las cuentas municipales de 2017 hemos encontrado la factura de una habitación del hotel de gran lujo Sheraton de Pekín de 440,69 euros por una noche. La alcaldesa no puede pasar al Ayuntamiento facturas a su antojo, las dietas de alojamiento de los altos cargos en el extranjero están reguladas por Real Decreto y el importe máximo por alojamiento en China es de 84,14 euros al día. Núria Marín debe devolver la diferencia porque, aunque se crea lo contrario, el Ayuntamiento no es suyo, sino de todos los ciudadanos.