La función social del deporte
lunes 08 de abril de 2019, 12:17h
Detrás de los deportistas multimillonarios y el negocio global del entretenimiento que implica la competición de élite que inunda nuestros televisores, sigue existiendo un deporte que ayuda a los más vulnerables a superar sus dificultades.
Un deporte de base social que ayuda a la inclusión de los chavales más desfavorecidos a tener una ilusión, un afán de superación, una disciplina, una vida saludable y el calor de formar parte de un equipo. Un deporte que ayuda a las personas con discapacidad a su rehabilitación y a su desarrollo personal.
Un deporte sin pretensiones que permite disfrutar de un envejecimiento activo que ayuda a mantener la calidad de vida de los más mayores. Un deporte con pretensiones que permite a las mujeres aspirar a ser deportista de elite. Y también existe un deporte comprometido que lucha contra las actitudes machistas y homófobas para que el deporte sea un ejemplo de respeto y libertad.
Este es el deporte que tiene que fomentar, en especial, la administración local, la más cercana al ciudadano. No siempre lo hace, muchas veces se centra en ayudar al equipo local de referencia inyectándole recursos públicos que deberían tener otro destino o medidas chocantes como el proyecto de la alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat de poner los equipamientos deportivos municipales a disposición del turismo deportivo sin que vaya a generar verdaderamente plusvalías a la ciudad. La red de equipamientos deportivos municipales se tiene que diseñar pensando en las necesidades sociales del municipio y, por supuesto, su sostenibilidad económica. No puede estar a expensas de ocurrencias como la que anunció la alcaldesa Núria Marín de construir en L’Hospitalet un estadio pionero en Europa de baseball y fútbol americano que costaría unos 2 millones de euros solo para fomentar el turismo deportivo.
Hace falta políticos realistas con las prioridades claras. Una de mis prioridades es que ningún niño o niña de L’Hospitalet se quede sin practicar deporte porque sus padres no pueden afrontar la cuota.