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Cursó estudios de...

Artículo publicado el 4/4/2007 en ABC

Por X. Pérez Llorca
Semanas atrás la prensa nacional informaba de un escándalo en la política israelí: Esterina Tartman, candidata a ministra de turismo por el partido Israel Beiteinu, perdió toda opción al nombramiento al descubrirse que su «currículum vítae» incluía mentiras sobre las titulaciones obtenidas. El Ministerio de Ecuación israelí emitió un comunicado informando de que la Sra. Tartman era licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de Bar Ilan, pero en contra de lo que proclamaba el currículo oficial de la candidata, nunca había obtenido un master en la Universidad de Jerusalén.
La candidata mintió atribuyéndose un título de master que no tenía. Era licenciada universitaria. Y la Sra. Esterina Tartman no fue nombrada ministra de turismo.

Parece ser que los valores académicos en Israel pesan tanto como la vida matrimonial en Estados Unidos. Entre los candidatos republicanos a la nominación presidencial, la opinión pública está sopesando la vida de cada cual. Mitt Romney parece ser el candidato con una vida sentimental más estable; Giuliani y Mccain, han tenido que reconocer públicamente adulterios y justificar separaciones matrimoniales.

¿El elector de cualquier país tiene derecho a saber cuáles son las circunstancias de la vida familiar, académica y profesional de un candidato? Dicho de otra manera: ¿puede ser buen gobernante de una nación alguien que no ha sabido gobernar su familia o su vida profesional? ¿Lo puede ser alguien sin formación universitaria?

En Estados Unidos la respuesta, claramente es no. Por nuestros lares... mejor no preguntarlo.

Vale, bien. Mejor no preguntarlo. Pero si estos asuntos por aquí ni se tocan, ¿cómo se puede informar de un asunto como el de la candidata israelí, sin que el redactor muestre la más mínima misericordia con la licenciada Tartman?

De Luis Roldán sólo se publicó que no disponía de ninguna de las dos licenciaturas que constaban en su currículo cuando ya se le había procesado judicialmente por sus desafueros en la gestión de la Guardia Civil. Hoy, igual que ayer, son muchos los políticos de primera fila que hacen constar en su currículo el eufemismo de: «cursó estudios de ...» Es decir, se matriculó en..., pero no se licenció en nada. Cualquier lector bien intencionado, cuando lea una expresión como «cursó estudios de economía», pensará que el individuo en cuestión es economista. Pues no, «cursó estudios de...» es la fórmula que se estila en este país para adornar el currículo de alguien que no se licenció en nada. Y es una fórmula que tradicionalmente respetan los que lo dicen y los que informan. Sólo conozco una excepción. En una entrevista por televisión, al presentar al líder republicano Xavier Vendrelll, el periodista introducía su currículo informando de que había cursado estudios de tal y cual carrera. Xavier Vendrell interrumpió y dijo: «perdone, empecé estudios de las dos, pero no me licencié en ninguna de ellas». Me sorprendió el comentario por sincero. También por poco común por estos pagos.
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