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Hablamos con Ramón Rocamundi, padre de David, viladecanense fallecido en la isla tailandesa de Ko Samui el 27 de julio

David Rocamundi Conesa en uno de sus viajes
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David Rocamundi Conesa en uno de sus viajes (Foto: Cedida por la familia Rocamundi)

De Viladecans a Tailandia: En busca de un sueño

martes 10 de septiembre de 2019, 15:55h
David Rocamundi Conesa, de 26 años y residente en Viladecans, había creado su empresa de influencers, Present and Future, en la que se publicitaban diferentes marcas a través de Instagram o YouTube

Español, emprendedor y con muchos sueños por delante. Así era David Rocamundi Conesa, el joven de 26 años fallecido en la isla de Ko Samui (Tailandia) el pasado 27 de julio mientras coordinaba un proyecto para su empresa de influencers y agencia publicitaria en redes sociales, Present and Future. David se había criado en el barrio de Les Corts de Barcelona, sin embargo, a partir de los 18 años se fue a vivir con su padre al barrio viladecanense de Mas Ratés, donde comenzó una nueva vida repleta de proyectos.

Cuando su padre matriculó a David para hacer un ciclo superior de electricidad en la calle Aragón de la capital catalana, su hijo aceptó, aunque él ya sabía que ese no iba a ser su propósito en esta vida. Ramón, el padre del joven, asegura que quería que su hijo “tuviera un oficio” y, por ello, tras acabar el curso formativo de dos años, comenzó a trabajar durante un mes en una empresa, de electricista. “Quedaron muy contentos con él e incluso se lo querían quedar en plantilla”, explica Ramón. Pero David no aceptó la oferta laboral y se lo dejó muy claro a su padre: “Ahora voy a estudiar lo que yo quiero”. Cursó un Grado Superior en Administración y Finanzas en las Escuelas Trinitarias, junto a la Ronda de Dalt de Barcelona, y ahí es donde comenzó todo: conoció a su primer y único amor, creó Present and Future y empezó a llevar las cuentas de diferentes personalidades desde la gestoría donde trabajó hasta sus últimos días, en Sant Joan Despí.

David siempre tuvo las ideas muy claras: sabía lo que quería hacer y lo hizo. Así lo demostró cuando su padre le recomendó que, tras el Grado Superior de Administración y Finanzas, estudiara ADE en la Universidad. Duró seis meses. “Papa, los dos primeros años me estarán explicando lo que hice en las Escuelas Trinitarias, por lo tanto, estoy muriéndome aquí y eso no puede ser”, rememora Ramón las palabras que su hijo le dijo poco antes de dejar la carrera y comenzar a trabajar por él, por su sueño y por Present and Future. Su padre lo define como una persona “imparable”, jamás descansaba, siempre en ebullición y con ganas de hacer cosas. Según Ramón, Viladecans tuvo mucho que ver en esto, pasó de ser un estudiante cumplidor a un alumno brillante y trabajador. Parece que los aires del Delta avivaron en David un nuevo entusiasmo que estaba dormido en su interior y despertó al llegar a la ciudad del Mamut.

Ese despertar llevó a David junto a su socio por medio mundo de la mano de su empresa de influencers y agencia publicitaria. Este verano, habían viajado a Filipinas, donde con un grupo de jóvenes (muchos de ellos también escogían a David para que les llevara la contabilidad de su actividad económica desde la gestoría donde trabajaba por las tardes en Sant Joan Despí), iban a realizar fotografías y vídeos para su posterior producción y montaje en lo que serían diferentes campañas publicitarias pagadas por empresas en las redes sociales. Esto contrasta, como explica el padre de David, con “lo que ha dicho la prensa”. “He oído y leído que eran turistas, que estaban de fiesta, que iban a hacer motocross… iban a trabajar y mi hijo coordinaba”, recalca Ramón ante lo que considera ‘Fake News’, por parte de muchos medios de comunicación españoles. De hecho, también se dijo que sus compañeros y compañeras habían abandonado a David para irse al hotel, lo que su padre ha desmentido. “David desapareció en un momento dado en la cascada Na Mueang 2, y en cuanto se dieron cuenta que no estaban llamaron a los guardias forestales mientras seguían buscando por los alrededores de la caída de agua”, asevera Ramón ante el maltrato, según asegura, ha sufrido su hijo por parte de la prensa.

La caída del joven de Viladecans fue fortuita, según aseguró la policía tailandesa. Se golpeó la cabeza y cayó de espaldas, al vacío, por la cascada Na Mueang 2. Lo localizaron alrededor de las 23.30 horas de la noche (hora tailandesa), del 27 de julio, pero no pudo ser rescatado hasta las 11 de la mañana del día siguiente. De ahí fue llevado a una “morgue” en la isla de Ko Samui, un lugar en condiciones totalmente precarias e infrahumanas. Ramón, al llegar tres o cuatro días después a repatriar el cadáver, y ser tratado, según explica, de forma fantástica por el cónsul de España en la isla y la policía local, lo primero que hizo fue trasladar a su hijo a Bangkok y de allí, se repatrió el cadáver a España. Amigos y familiares, junto a su novia y único amor, Shaila, que lo apoyó siempre en todo momento, tanto en su empresa como en la gestoría donde trabajaban juntos, dieron su último adiós a David en el tanatorio de Les Corts, con la rojigualda rodeando el féretro y con el himno de España retumbando en la sala.

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