El evento que cada año organiza la distribuidora de vinos Vila Viniteca es el premio de cata mejor dotado de España —y muy probablemente en el mundo— con 40.000 euros en juego. El primer premio son unos nada despreciables 30.000 euros. Los recibe la pareja ganadora, capaz de situar zonas geográficas, tipos de uvas y añadas entre vinos a los que no ven ni el perfil de la botella ni la etiqueta. En ningún momento. «Somos únicamente un par de personas quienes conocemos el contenido de las botellas. A veces, incluso el mismo día por la mañana hacemos cambios si vemos que hay alguna disparidad de criterio entre el equipo en cuanto a su óptima degustación. Además, todo el personal implicado en el concurso firma un contrato de confidencialidad que les obliga a guardar el secreto de todo lo que acontece en torno a la celebración», explicaba Quim Vila, socio junto a Siscu Martí de la empresa, en la presentación a prensa de la edición de este año en el restaurante Alkimia de Jordi Vilà (en la pasada edición en Barcelona fue en la Enoteca del Hotel Arts). Una cautela y profesionalidad que ha dado al concurso un prestigio que pocos certámenes enológicos tienen en el mundo, y que hace que aficionados y profesionales se interesen por participar año tras año.
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