El confinamiento obligatorio derivado de la pandemia de Covid-19 que comenzó el pasado 14 de marzo ha tenido consecuencias nefastas para la violencia de género, y en especial para las víctimas que la sufren en Sant Just Desvern. La imposibilidad de salir de casa durante los momentos más estrictos del distanciamiento social se ha cebado tanto con las mujeres y con sus hijos, que se han visto obligadas a convivir muchas horas con el presunto agresor en el mismo domicilio.
Tanto la policía como el equipo de profesionales de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Sant Just y la psicóloga del Punto de Información y Atención a las Mujeres están haciendo un seguimiento estrecho de los diferentes casos, priorizando siempre el acompañamiento y el auxilio a las víctimas. Paralelamente, han aumentado las por peleas y discusiones en los domicilios familiares, alguna de las cuales ha acabado con detenciones.
Más control de las parejas
El hecho que las mujeres estén confinadas en casa y casi sin demasiadas opciones para salir, de “facilita el control por parte de sus parejas y dificulta que puedan explicar o denunciar su situación”, han explicado fuentes municipales. Por este motivo, desde el consistorio de Sant Just se pusieron en marcha desde el principio del confinamiento varias acciones para auxiliar a mujeres que necesitaban ayuda. Entre ellas destacan la adhesión a la red de establecimientos seguros (puntos seguros para aquellas mujeres que se sientan amenazadas y desprotegidas), la prestación del servicio de atención psicológica a través de llamadas de la profesional a las víctimas y la difusión constante y por diferentes canales de los diferentes servicios públicos a los que pueden acudir las posibles víctimas.
También se ha interpelado a la ciudadanía para que informe siempre y al menos vestigio de sospecha de posibles casos de violencia, porque “en un contexto como este, frenar la violencia machista es más responsabilidad colectiva que nunca”, ha destacado un portavoz municipal.