En tiempos de pandemia las mascarillas esconden nuestras sonrisas. Esas sonrisas espontáneas que surgen sin saber por qué, cuando estamos escuchando nuestra canción favorita mientras caminamos por la calle un viernes de vuelta a casa del trabajo. O mientras, esperamos el metro un martes lluvioso de otoño.
Pero las mascarillas no solo ocultan nuestras sonrisas más sinceras, también son una barrera para todas esas personas que tienen una discapacidad auditiva y que precisan la lectura de labios para poder expresarse. Conforme algunos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) un el 8% de los españoles sufren esta dificultad. Para una persona sorda, el cubre bocas le aísla del resto de la sociedad.
Pero ¿y si las mascarillas fueran transparentes? Eso es exactamente lo que se preguntó Nadia Pérez Bernat, una chica de Corbera de Llobregat, de 22 años que está cursando tercero de medicina en la Pompeu Fabra. Y entonces se le ocurrió la revolucionaria idea de hacer realidad lo que solo había sido una fugaz reflexión y esbozó MASKIN, un prototipo de proyecto para el concurso universitario Enginy COVID19, (organizado por la Universitat Pompeu Fabra, Consell Social, y la Cátedra QUAES & Excelencia María de Maeztu) el pasado mes de abril. Y dio en el clavo porque MASKIN, “la mascarilla de la sonrisa”, como bien se podría definir, se ha posicionado en el puesto número 1, tanto en la primera fase como en la segunda de los Premios Enginy COVID19.
Curiosa y con sed de nuevos conocimientos, Nadia decidió poner en marcha el proyecto. Pero necesitaba un equipo. Contactó con estudiantes de ingeniería biomédica, de diseño y de marketing para explicarles su idea y recabar todo el apoyo necesario para lanzar el producto al mercado. Y así fue como encontró a Álvaro Martínez, Juan Ortega, Paula Sánchez, Óscar Oviedo y Víctor Freire.
“El incentivo que me llevó a idear la mascarilla transparente fue el colectivo sordo, que al usar cotidianamente una mascarilla convencional no puede comunicarse de forma clara” explica la joven inventora. “Y con el tiempo, nos dimos cuenta de que también era necesaria para todas esas personas que trabajan de cara al público, que están comunicándose continuamente a través de unas expresiones faciales que las mascarillas esconden… En fin, para todo el mundo” continúa Nadia.
Nadia junto a su equipo, que ella define como “carismático y emprendedor” han alcanzado su sueño y MASKIN está a punto de lanzarse al mercado, tras meses de continua evolución y cambios en el prototipo inicial. Los jóvenes estudiantes han dado forma a un producto innovador, práctico, con lo último en materiales biocompatibles e hipoalergénicos (filtros homologados, una tela antibacteriana de última generación y tecnología antivaho) y basado en los conocimientos académicos que han adquirido durante sus años en la universidad.
¿Se harán populares las mascarillas transparentes? Ese es el reto que Nadia y su equipo tienen ahora por delante. “Nuestro propósito, además de asegurar la seguridad de los usuarios, es conseguir que MASKIN sea económica y asequible. Creemos que es una necesidad implementar un elemento así en la sociedad y, por lo tanto, que todo el mundo tiene que poder acceder a una”, defiende el grupo de estudiantes, con toda transparencia. III
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