En lo peor de la anterior ola de la pandemia, mientras la mayoría nos quedamos en casa confinados, hubo una serie de profesionales, como transportistas o personal de supermercados, que salieron a mantener en pie el país.
Hubo también profesionales, como el personal sanitario, que vivieron escenarios con un estrés emocional equiparable al que ocasionan los conflictos bélicos. El personal de las residencias sufrió lo mismo, con gran sobrecarga de trabajo y exposición al virus. Desde Cs nos pusimos al lado del sector para reclamar que merecían una gratificación extraordinaria como el personal sanitario por todo lo que tuvieron que sufrir, con el miedo de contagiarse a sí mismos, a sus familias o ser un factor de contagio para los residentes, con el agravante de que, por parte del Govern, no se hizo un esfuerzo para reclutar personal que cubriese las bajas laborales, como sí se hizo en el sector sanitario.
Por eso celebramos que se gratifique a estos trabajadores, pero creemos que se han abandonado a otros dos colectivos: por un lado, al personal de las residencias que trabajan en lavandería, limpieza y cocina que precisamente son tareas con un factor elevado de contagio. Imagínense lo que es limpiar una habitación donde ha habido una persona con covid, el riesgo que tiene es tremendo, con lo cual no entendemos ese clasismo a la hora de dejarse fuera al personal de limpieza de la gratificación extraordinaria. Por otro lado, creemos que el servicio de atención domiciliaria también ha hecho un servicio esencial, que ha atendido a esas personas que viven solas en sus casas, que necesitan de alguien, con todos confinados, sin que familiares pudiesen desplazarse a atenderlos. Estas personas, con todo el riesgo de contagio, también han vivido situaciones tremendas, teniendo que dar cariño a esas personas que estaban solas, que son víctimas también de esa soledad no deseada, fueron el único contacto que tuvieron esas personas con el mundo exterior. Creemos que tenemos una deuda con estos trabajadores que, vayamos a reconocerlo también, trabajan en unas condiciones de precariedad y va siendo hora que desde los ayuntamientos se les den el reconocimiento que se merecen. Esta gratificación es importante, para que ningún trabajador que está dando un servicio esencial se sienta de segunda y que el Govern ha olvidado, negándoles lo que ha reconocido a otros colectivos, ahora que estamos adentrándonos en una segunda ola de dimensiones impredecibles. III