La Fundación Llor de Sant Boi enseña a sus alumnos de primero de Bachillerato a diferenciar la información real de los bulos en internet. El proyecto Desfake utiliza las redes sociales YouTube y TikTok para desmentir las noticias falsas sobre la vacuna del covid-19.
Las nuevas generaciones prácticamente nacen con un Smartphone o un portátil bajo el brazo, y dominan el mundo de Internet desde el primer minuto. Por eso, es muy importante centrar parte del currículum escolar en estas tecnologías que, al final, forman parte del día a día de los jóvenes y han cambiado desde la forma de aprender hasta la forma de relacionarse. Y como tampoco en las redes es oro todo lo que reluce, la agencia catalana Verifica’t ha trasladado su lucha contra la desinformación a las aulas de los alumnos de primero de Bachillerato de la Fundación Llor de Sant Boi y les está enseñando a identificar bulos e informaciones falsas que les llega a través de Internet de las noticias reales y veraces.
El proyecto nació con el nombre genérico de Gen-Z, pero en el Llor han rebautizado su redacción como Desfake. Los jóvenes no solo aprenden a cazar mentiras en la red y verificarlas, sino que utilizan las redes sociales para desmentir los bulos más virales y difundir de paso todo lo aprendido en los talleres.
Roser Toll, coordinadora del proyecto desde Verifica’t, destaca “el entusiasmo e el impacto” que la iniciativa provoca en los chicos cuando se dan cuenta de que cualquier recurso sirve para desinformar, desde simples noticias hasta vídeos o gifs. Y, lo que es peor: el daño que producen estas publicaciones afecta a la vida social y cotidiana, en las aulas y en casa.
La redacción de Desfake (se ha dividido en tres áreas: un grupo se encarga de verificar la información susceptible que identifican en Internet, Otro grupo crea videos de difusión para TikTok (@desfake) y el tercer grupo crea videos para YouTube (@desfake). Además, los alumnos utilizan de forma secundaria Instagram (@desfake_) y Twitter (@desfake_) para aumentar el alcance de sus descubrimientos.
A pesar de llevar sólo dos trimestres activo, el proyecto ha calado hondo en el alumnado. Toll destacada que los objetivos del curso se centran en “detectar las señales de la desinformación, diferenciar entre lo verificable y lo no verificable (como las opiniones) y conocer las fuentes de información que se utilizan para desmentir y contrastar”. Además de trabajar con expertos en verificación y redes sociales, los alumnos han recibido master clases de profesionales externos reconocidos, como Belena Gaynor, que les han aconsejado sobre cómo realizar la difusión de los videos para llegar a más gente.
Durante sus primeros tres meses de vida, Desfake se centró en los contenidos más teóricos. Los jóvenes se introdujeron poco a poco al mundo de la desinformación y los bulos y empezaron por detectar la desinformación que ellos mismos consumían. Ahora que tienen más experiencia, la redacción se está centrando en desmentir todos los bulos relacionados con la vacuna del covid-19 y difundir estas averiguaciones.
Incluirlo en el currículum escolarLa Fundación Llor también está entusiasmada con el impacto que está teniendo el proyecto tanto en las redes sociales como en los chicos. La escuela se ha volcado con la iniciativa, facilitando el trabajo de Verifica’t y suministrando los materiales que puedan necesitar los alumnos.
El éxito del programa de detección de bulos en Internet no es algo del todo inesperado, pues el centro escolar de la Fundación Llor cuenta con una intensa vocación periodística. El colegio edita desde hace tiempo un periódico propio del centro y últimamente la dirección de la escuela de Sant Boi ya había mostrado su interés en que su alumnado creara contenido audiovisual para difusión en las redes sociales.
Roser Toll, que actualmente se encarga de transmitir los conocimientos más técnicos a los alumnos, afirma que “el proyecto es tan positivo que quizás debería aplicarse en más escuelas o incluso debería ser introducido en el currículum escolar”.
El especialista de Verifica’t reconoce que los estudiantes del Llor iban al principio un poco perdidos, pero en estos pocos meses transcurridos desde que se puso en marcha la redacción del Desfake ya se sienten mucho más “empoderados contra la desinformación”, destaca Toll, y encima disfrutan mucho más de los talleres. Y lo más importante, “disponen de más herramientas para ser críticos con lo que consumen en Internet y redes sociales”, añade Roser Toll.
Para que el final de la iniciativa sea completamente redondo, la experiencia del Desfake no se está quedando solo dentro de las cuatro paredes de las aulas. Los adolescentes están evolucionando como maestros que pueden enseñar a sus padres a no fiarse de todo lo que leen a través del móvil convirtiéndose, por primera vez en algunos casos, en los expertos de la casa. III