Doscientos niños de Moshi, una aldea de Tanzania, van a pasar estos próximos cuatro meses en vilo. Su escolarización va a depender de la gesta y del apoyo económico que reciba Domingo Alonso, un héroe casi anónimo de Viladecans. Alonso, alma mater de la ONG Una Cima Una Sonrisa, está recorriendo España en Bicicleta desde el último fin de semana de junio y piensa ascender a pie cinco de las cumbres más altas del Estado en un reto solidario que tiene como fin recaudar los fondos suficientes como para garantizar la alimentación y la escolarización de todos esos menores africanos.
La machada emprendida por Alonso es un grito de rabia después de que la ONG haya estado inactiva un año y medio por el covid-19. “Desde el inicio de la pandemia estamos sufriendo. Organizamos tres eventos deportivos anuales a escala nacional con fines solidarios: una cursa por el Parc Güell, una prueba en bici de tres días por el desierto de Almería, y una carrera nocturna de 10 kilómetros por el casco antiguo de Málaga, y ninguna de las tres se han podido realizar”.
Y como la escuela de Moshi y la manutención de sus escolares dependen de los envíos de Una Cima Una Sonrisa, Domingo Alonso -montañero y aficionado al ciclismo- se ha sacado de la manga un desafío solo apto para valientes de más de 7.500 kilómetros en ruta. El periplo lo va a llevar pedaleando desde Fanlo (valle de Ordesa, Huesca), hasta Irún, Finisterre, Andalucía y vuelta en diagonal hacia el Cap de Creus, atravesando la meseta, para acabar de nuevo en Fanlo. Y por el camino hará cinco altos. Y nunca mejor dicho, porque ascenderá a pie el Monte Perdido (Pirineo Aragonés, 3.355 m), el anillo de los Picos de Europa (2.325 m), el Mulhacén (Sierra Nevada, 3.479 m, pico más alto de la Península Ibérica), Montserrat (1.236 m) y la Pica d’Estats (3.143 m, techo de Cataluña).
Una Cima Una Sonrisa ha abierto un crowfounding para la causa de Moshi desde su cuenta de Instagram @bicicleando_por_el_mundo, donde se explica cómo se pueden hacer las donaciones. “El objetivo es recaudar un euro por cada kilómetro recorrido”, explica el vecino de Viladecans, lo que supondría la cifra ideal de 12.000 euros, que es “lo que cuesta enviar a Tanzania un contenedor hasta los topes de mobiliario y material escolar y de alimentos, y pagar el sueldo de los profesores”, precisa Alonso. “Si no se consigue lo suficiente como para enviar el container destinaremos el dinero a salarios del profesorado y alimentación y lo que sobre lo gastaremos en comprar allí todo el material que se pueda”, indica el viladecanense.
La ONG lleva cuatro años colaborando con la escolarización de menores en Moshi y ha desarrollado otros programas, como la financiación de una bomba de agua en Etiopía y de un autobús y material pediátrico también en Tanzania. Alonso, como avezado de la solidaridad, acumula a sus espaldas mucha experiencia en hazañas similares. Pero esta es “importantísima. Los niños de Moshi nos necesitan más que nunca. Llevan año y medio sin ayuda”, revela mientras hace una llamada a la generosidad de quien lea estas líneas y de quien no, con su tienda de campaña a cuestas. III
Si (
No(
