La pandemia provocó que durante el 2020 el turismo de proximidad alcanzase registros nunca vistos, pero lo que a priori era un fenómeno dictado por circunstancias excepcionales se ha convertido en tendencia.
Muchas personas han descubierto desde entonces un tipo de turismo que no sabe de estaciones y que permite explorar territorios próximos con una nueva mirada, de una manera más auténtica y más sostenible.
Ese debe ser nuestro modelo. El de Sant Boi y el de nuestra comarca en su conjunto. Apostar por ese turismo de proximidad, un turismo de calidad y sostenible, constituye sin duda una excelente oportunidad para añadir valor a nuestra marca de ciudad y de paso generar oportunidades económicas para los operadores locales.
Sant Boi es también un destino potencial de esta clase de turismo. Además de un entorno natural que sorprende por la variedad de sus paisajes y por el amplio abanico de experiencias que propone al viajero, contamos con un rico pasado histórico que reúne vestigios que van de la época visigoda y romana hasta ejemplos de arquitectura industrial del primer tercio del siglo XX. Nuestra vila, por tanto, ofrece un amplio catálogo de realidades por descubrir a un público que proviene fundamentalmente de Barcelona y su área metropolitana.
Es previsible que los municipios del Baix se vean fuertemente beneficiados en los próximos años por el auge de una experiencia viajera que no precisa de mucha planificación y que es capaz de revelarnos universos maravillosos a un paso de nuestras casas. Es por tanto el momento de impulsar políticas que consoliden el fenómeno sin olvidar su esencia: aquí no importa tanto la cantidad de pernoctaciones como establecer vínculos emocionales con el viajero o la viajera. O lo que es lo mismo, hacer que sientan que han elegido bien. III