Payesia 2021, entre la ciudad y el ecosistema
sábado 02 de octubre de 2021, 03:15h
Los payeses del litoral del Baix Llobregat nos hablan de sus propuestas de futuro, en esta serie de entrevistas realizadas por Lluís Mª Estruch. El relevo familiar de las explotaciones agrarias está en horas bajas. Los trabajos de campo, mayoritariamente, lo realizan trabajadores extranjeros
Miguel José Grau, un payés ilustrado
Miguel José Grau, de 64 años, es un gavanés de pura cepa proveniente de una saga de agricultores locales de Gavá. Hoy controla 5 hectáreas con rotación de cultivos, añora la autoventa y contempla la posibilidad del retiro -aun estando plenamente activo- tras una intervención de hernia discal. Miguel José tiene dos años de químicas, y los títulos de Asesor de Gestión Ambiental y Euroconsejero rural. Títulos conseguidos sin dejar de trabajar en lo suyo. En un oficio donde aún abunda el autodidactismo, entiende que sus dos hijos no quieran seguir sus pasos. No tiene pues relevo en su familia. El ser payés, es ser independiente, pero también el jubilarse con 680 euros mes de pensión como autónomo; que forzosamente se debe complementar con ahorros patrimoniales. El suelo arenoso de Gavá es apto por su salinidad para el cultivo del espárrago, melón, sandía, calcots… pero el problema es el agua. Un agua que cuando cae torrencialmente cuesta desaguarla, se estanca y pudre a la semana las raíces. Los seguros agrarios y zonas catastróficas no compensan. También, los 15.000 litros recuperados por la depuradora, adolecen de debilidad en nitrógenos y fósforo; por lo cual los cultivadores deben añadirle suplementos extras. Sería conveniente la electrodiálisis reversible; un tema tan pendiente, como los tornillos de Arquímedes necesarios. Asuntos que siempre técnicos y políticos prometen y no ejecutan. Otra de las mermas económicas sufridas es debida a las aves y los jabalíes que llegan por la riera dels “Canyars”. Nuestro payés sabe que sus intereses profesionales casan mal con el extremismo ambientalista. El aeropuerto, ampliado o no, seguirá ejecutando con sus escopeteros a toda ave o animal que entorpezca la seguridad y las maniobras del tráfico aéreo. ¿Por qué no se consiente lo mismo en la cercana zona agraria, dada la actual superpoblación animalística? Las reservas de avifauna (ZEPAS) no contemplan la indemnización por daños. La “renaturalización” del Delta puede suponer riesgos para los humanos, dada la extraordinaria proximidad de humedales pútridos y un impedimento al cultivo km0 que ahora, de “facto”, se produce en el Parc Agrari. Nuestro cultivador sonríe al recordar a, la ahora ministra, Raquel Sánchez, cuando se inició como alcaldesa y aseguró los fines de obras y la línea R2. ¿Podrá hacer realidad como ministra lo que no pudo como alcaldesa? También me comenta su pertenencia a la “Unió de Pagesos” y a la Cooperativa de Gavá, que son sus nexos de relación profesional y apoyo. En el cielo los aviones siguen maniobrando para evitar el impacto acústico sobre Gavamar por voluntad de Raquel Sánchez, en unas fechas en las que ella ha renunciado a ampliar el aeropuerto del Prat por temor de la laguna Ricarda. En el Prat, contentos. III
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Lluís Solanas Cisneros, un payés reformista
Lluís Solanas Cisneros, a sus 51 años, mira atrás y se recuerda a sus 16 años, huérfano de padre, abandonando el Colegio Llor; y con la ayuda de su abuelo y otros veteranos payeses, iniciarse en el cultivo de las tierras familiares. Solanas es un apellido con placas callejeras, en memoria de dos notables parientes eclesiásticos con legados altruistas. Sin embargo, ni la temprana entrada profesional, ni las pasadas glorias familiares han impedido que, nuestro hombre, pueda ser considerado un reformista, en contra de la tradición de su oficio. Desde hace 15 años preside la Cooperativa Agraria Santboiana (1909), centenaria también en socios. En ella ha potenciado al socio activo y ha aumentado la superficie de cultivo, vía un fondo de tierras de 50 hectáreas, con cesiones a 3 años por escrito, como recomienda Baldiri Ros; a lo cual se suma una plantilla de 15 empleados, un almacén y una parada en Mercabarna. Solanas es un hombre emotivo, reconoce el apoyo y asesoramiento de su esposa María José Galves, madre de sus tres hijas y experta abogada en cooperativas. Sabe como empresario que sus 10 hectáreas son su límite personal de gestión directa, pero reconoce que la tendencia general es de mayor extensión de terrenos de cultivo. Ya existen quienes concentran de 45 a 160 hectáreas con dedicaciones al cereal y alfalfas. El cultivo más característico es la alcachofa “flor d’hivern”, 500.000 kilogramos al año y con buena penetración en los lineales de grandes superficies, y hasta con la creación de sub-productos: cerveza, patés, conservas, licores… Aunque la rotación con otros cultivos (brócoli, coliflor, calabaza), se estila para no agotar los suelos. Solanas, respeta dentro de la legalidad, la marihuana terapéutica y el cáñamo para usos industriales, de los que ya existen espacios reducidos en el Parc Agrari, con apoyo de la UPC. También en ubicaciones pertinentes, ve posible las placas solares y los aerogeneradores. Respecto a las denuncias de grupos ecologistas sobre el retraso en la creación de reservas para la avifauna en zonas protegidas (ZEPAS), tiene dudas fundadas de que puedan coexistir estas con el tipo de agricultura integrada practicada; la cual necesita del control cinegético para ultimar las cosechas y aun así con mermas finales. Defiende como buen reformista, la necesidad de mejorar el añejo Canal dreta (1856) ya muy precisado de modernizarse urgentemente. Solanas sabe de soledades profesionales y por ello recuerda con afecto a dos ediles de agricultura que les han ayudado: la veterinaria Rosa Berrio y el veterano payés Lluís Parés. Como todos sus colegas pide inversiones en el agro y extremar el cuidado con el uso del agua de riego -captada, recuperada o subterránea-, visto el futuro de mayor escasez. Como agricultor reformista, le hubiera gustado, tras el bachiller, lograr el peritaje agrícola; pero siempre positivo recuerda que sus antepasados en 1909 tenían viñas para vino de misa, y la filoxera los reconvirtió. Ahora la alcachofa, fruta, la soja o el cilantro… ¿por qué no el cáñamo de ser legal? Solanas tiene solera antigua, sabrá conducirse en el futuro. III
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Joan Amat, un referente profesional
Joan Amat, agricultor viladecanense de 56 años, es un modelo de empresario agrícola para muchos de sus colegas, y lo es al 100% de una manera intensa y provechosa. Sus inicios tienen que ver con la vaquería de su padre (6 vacas) y una porción de tierra propia y arrendada. Su madre, almeriense de Palomares, donde aún conserva la casa de sus abuelos, mantendrá siempre el contacto con una tierra milagrosa: el lugar en el que se produjo la caída de 4 bombas nucleares, sin consecuencias definitivas. A los 16 años, Joan, el mayor de cuatro hermanos, se sacude el complejo de inferioridad de ser “payés” gracias a los cursos de extensión agraria en Sant Boi. En ellos, las sesiones monográficas, con visitas y excursiones, le serán un refuerzo vocacional que se complementará -en plena Transición- con una estancia en la escuela agraria de Villareal en Castellón. Allí aprenderá de tecnologías y completará el dominio necesario de la gestión empresarial agraria. Hoy la sociedad anónima agraria familiar controla 40 hectáreas de un total de tierras propias y arrendadas. También la familia, vía una sociedad limitada, mantiene cuatro paradas en Mercabarna. Joan se encarga de la producción con sus 11 trabajadores a los que dirige con tacto y eficacia, porque desde hace años la mano de obra agrícola es extranjera, en su mayor parte. El campo no atrae a tanto parado nacional que se reconcome con subsidios, en lugar de ejercer un trabajo saludable y digno como es el de procurar el alimento para la población urbana. Porque así lo considera Joan Amat, su trabajo es primordial para la sociedad. Resumiremos los puntos de vista de un hombre de acción, que ha aplicado técnicas punteras de hortofruticultura en el Parc Agrari, usadas en Almería y a su vez provenientes de California, Holanda e Israel:
Es necesario asegurarse un flujo de agua de calidad gracias a la extensión tubular del agua del Caudal Dreta, ya solicitado y proyectado desde hace años. A su vez crear infraestructuras hidráulicas para desaguar y evitar estancamientos. El “Consorci del Parc Agrari”, vía Gerencia, debe posicionarse urgentemente y como muy afectado sobre la ampliación de la 3ª pista del aeropuerto y sobre las zonas ZEPA. Es necesario atraer, vía municipal, agrupaciones de producción o cooperativas más inversiones al sector agrícola que debe autofinanciarse en buena medida. La coexistencia de las actividades agrícolas con las de una reserva de avifauna (ZEPAS) es prácticamente imposible, dadas las grandes pérdidas que provocan las aves y demás animales (jabalíes, por ejemplo). Una estimación sindical, lo valoraba en casi 4 millones de euros al año. El control cinegético en superficie agrícola es tan necesario como el que se efectúa permanentemente en el aeropuerto para salvaguardar la seguridad aérea. Asegurar el relevo generacional a la producción agraria mediante becas y préstamos del tipo UE, y una mejoría de la FP agraria, que tan eficaz resultó hasta los años 80.
En un aparte, el padre (84 años) de Joan Amat, me confía sus deseos íntimos: salud y ver a sus 4 hijos en armonía y prosperando sin deudas. Hasta ahora es así. Su hijo, que no pierde el control de la siembra de sus trabajadores, evoca ante el dilema agricultura-ecología y el último escándalo de la Manga del Mar Menor con los nitratos agrícolas; sus veraneos en la Manga paradisíaca, recogiendo berberechos a mano, y la transformación posterior en una horrible zona hiperedificada, con malos desagües y falta de depuración de las aguas fecales de miles de apartamentos. La agricultura murciana no es culpable, opina Joan Amat. Y por el contrario, un retorno a los insalubres humedales del Delta del 1900 de un paisaje “humanizado” por los agricultores de proximidad, podría ser hasta inconveniente para la salud pública. III
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