Muchos solo visitaron la ciudad un día, lo suficiciente para disfrutar de sus incontables encantos:pero también para sufrir con uno de los puntos débiles de la oferta de sol y playa de la capital turística del Baix Llobregat cuando sube la temperatura: el aparcamiento. O, mejor dicho, la falta de aparcamiento.
La edil de Turismo de Castelldefels, Eva López, lo reconoce. “Aparcar en Castelldefels es una odisea”. Y es que apenas hay espacio entre la autovía (C-31) y el paseo marítimo. Y las pocas plazas disponibles las cazan los vecinos del lugar -que tienen preferencia- mientras los visitantes pelean por un hueco de pago en la omnipresente zona azul.
“Es una asignatura pendiente. La gente da vueltas y más vueltas buscando aparcamiento y al final se acaba marchando si no lo encuentra”, reconoce López. Y los restaurantes de la playa pierden a potenciales clientes. Es cierto que la hostelería local no está muy angustiada por el fenómeno, “Reconocen que mucha clientela se acaba marchando porque no consigue aparcar, pero hay tanta gente esperando su turno para comer o cenar que nunca hay mesas vacías”, explica la concejal.
Sin embargo, no es bueno que los turistas desistan y se marchen a la competencia “por una cuestión de imagen”, incide Eva López. “Quienes decidan no venir que sea porque no les gusta el producto, no porque no se pueda aparcar, porque a la larga se nos puede volver en contra”, advierte la edil de Turismo. Por eso, y en vistas de que el turismo vuelve a ir viento en popa, el Ayuntamiento de Castelldefels ya piensa “en alternativas”. La que tiene más posibilidades es la construcción de un gran aparcamiento subterráneo privado, un proyecto que se ha desempolvado después de más de una década olvidado en un cajón. La idea se desestimó porque ningún inversor se interesó lo suficiente por el proyecto, “pero la situación ha cambiado”, apunta López.
La iniciativa todavía está “en fase embrionaria”. Los responsables municipales han visitado municipios con una idiosincrasia similar a Castelldefels con parking subterráneo de pago para aprender de ellos. “Hay que explorar esta vía y dar con una fórmula que la haga atractiva para un privado”, subraya. Y es que el coste del proyecto es tan elevado que el municipio “no pueden asumirlo”, asume la edil de Turismo. Es un asunto de rentabilidad: durante la semana hay aparcamiento de sobras, pero “el jueves la cosa se complica y desde el viernes es imposible aparcar”, añade la edil.
El proyecto está tan al inicio que falta dimensionar su capacidad y, por supuesto, encontrar la ubicación idónea. Hace años se pensó en la plaza del Ancla, al final de la avenida de la Playa, una opción que no se descarta. “No sabemos dónde, pero hay que encontrar una alternativa”, concluye Eva López. La solución no debe aparcarse más.