Daniel y Marita, unos argentinos de la ciudad -25 de Mayo de Argentina, (25.000 habs.) y a 1,30 h. de Buenos Aires-, vinieron en pleno Covid a Lloret de Mar y desde allí se enteraron del kiosco en oferta y se hicieron cargo.
La familia tiene mucha experiencia de venta al detalle, durante años regentaron un céntrico bazar en su ciudad, donde vendían de todo excepto prensa y comida. Su extenso horario de 7h a 1h de la mañana, les aseguraba un decoroso vivir, dado que son 5 miembros, todos juntos aún, excepto la hija mayor (23 años) que se quedó en la Argentina. En el traslado, influyó la alta inflación que dificulta el comercio y progreso económico, pero sobre todo la inseguridad y el malestar social que se ha cronificado en la Argentina.
Ahora aquí y por el momento sus dificultades son menos graves.
Los kioscos españoles están en una importante reestructuración, en S. Boi pasamos de una decena de kioscos a sólo tres. También las librerías y papelerías, prácticamente han desaparecido. En este escenario difícil, resiste la prensa papel y revistería, junto con los juguetes, dulces, tabacos y venta de abonos. Todo con jornadas largas y escasas fiestas.
El Ayto. de Barcelona está impulsando una importante reforma, conjuntamente con el gremio de kiosqueros, en el sentido de autorizar una mayor gama de servicios y ventas.
Habrá posibilidad de venta de cafés y alimentos envasados, inserción de publicidad, depósito de entregas domiciliarias, cajeros automáticos , recarga de móviles, venta de entradas, loterías, souvenirs e incluso se estudia la extensión del Proyecto “Vincles” de seguimiento de personas que viven solas. Habrá posibilidad de flexibilizar los horarios.
Y una posible reducción de la superficie de venta de prensa y revistas.
En S. Boi han fracasado varios proyectos voluntaristas de reanimar los kioscos: el primero, un taller de reparación de bicicletas; el segundo, un kiosco de “cuentacuentos” y animación; y el tercero, la venta ambulante de café y helados en un carrito, también fracasó.
En el Pleno municipal a preguntas de la edil Olga Puertas se ha rehuido el tema del futuro inmediato de nuestros únicos tres kioscos, con abstrusas excusas.
También la empresa juvenil -“Good News”- está demostrando que son rentables los kioskos abandonados que se le han permitido reacondicionar , son superficies de 30 a 40 m, donde se ofrece café y todo tipo de publicaciones nacionales e internacionales. La empresa da beneficios y proyecta expandirse, tras el Covid. Ahora cuenta con 18 kioscos, centrados como punto fuerte en el café. En el extranjero, se ven kioscos de comercio electrónico e incluso galerías de arte y puntos de información pública.
En S. Boi una ciudad con una creciente población “senior” y una gran necesidad de servicios a pie de calle (véase el problema de los cajeros automáticos y el pago de tasas e impuestos) tienen cabida y porvenir los kioscos modernizados y con mayor oferta de venta de servicios. La familia Luna- del Pardo, nos demuestra que la resistencia del entrañable kiosco entre nosotros, tiene presente y futuro. Han pasado un año de estreno con un ambiente no fácil, ayudémosles como estímulo al comercio local.