¿Qué ofrecemos a los jóvenes?

Lo natural y más cercano son el “rol” paterno o materno; en ellos encontramos las primeras referencias, la primera escuela de valores o el equilibrio emocional tan necesario.
La destrucción de la familia, impuesta culturalmente por los poderes políticos, no ayuda a generar ciudadanos con puntos referenciales. Esta crisis de la familia está ocasionando una generación débil y frágil, sin la fortaleza necesaria para afrontar la adversidad o sufrimientos propios de la vida.
En esta sociedad de ofertas ideológicas, también en el campo moral, los jóvenes se encuentran con un escaparate diverso y atractivo, que ofrece aquello que apetece, gusta o deleita. La gran pregunta podría ser: ¿esas modas o referentes ayudan a construir personas adultas, responsables y comprometidas?

Es un hecho constatable que estamos construyendo una sociedad infantil, exenta de valores que permanezcan, más allá de las modas ideológicas tan carentes de una visión de largo recorrido.
¿Cuáles son los modelos a seguir para gran parte de la juventud que educamos? Hace pocos días me llegó la información de una persona cercana a mi entorno familiar que me ha provocado una seria reflexión hacía los valores que les estamos transmitiendo: con 22 años ha decidido operarse para no tener hijos y convertirse así en un permanente adolescente, huyendo de futuros compromisos o responsabilidades. ¿Qué lleva a un joven a renunciar a una futura paternidad? ¿Qué empuja a esta persona a dibujar una vida sin sacrificios y con miedos que le paralizan?
Para algunos es una decisión respetable y libre; para otros es un signo de una sociedad decadente que estamos edificando. Para esta sociedad hiper relativista todo se fundamenta en la elección individual (individualismo), olvidándose de que las decisiones personales tienen connotaciones y reacciones sociales (Bien común).

Los medios de comunicación venden de forma, hasta ofensiva, el criterio de dinero fácil y rápido. Ahí radica el éxito o el fracaso del individuo. Si mi hijo gana mucho dinero y está instalado en la comodidad es que ha triunfado. Alguien se ha preguntado, en concreto sus padres, si son felices sus hijos, si su vida es plena y gratificante.
Santa Teresa de Calcuta expresaba hace años que esta sociedad había convertido lo importante en secundario y lo secundario en importante. Dicho de otra forma: lo prescindible lo ha convertido en imprescindible.