Se investiga el homicidio de una mujer en Sant Boi y su vinculación con un suicidio

El fuerte y desagradable mal olor que emanaba de un piso situado en el bloque número 162 del barrio de Camps Blancs, en Sant Boi, alertó este lunes 11 de septiembre a los vecinos de la escalera, que hacia las 15.00 h llamaron a los Mossos d’Esquadra. Los agentes se personaron en el lugar y, como nadie les abría la puerta y el hedor hacía presagiar lo peor, entraron en el interior de la vivienda donde descubrieron el cadáver de una mujer, de 68 años de edad, en avanzado estado de descomposición y con evidentes signos de violencia. En mal estado en el que se halló el cuerpo no permitió a los investigadores identificar a la víctima hasta el miércoles por la noche.

Pese a que la rumorología popular del barrio asegura que el cuerpo de la vecina estaba descuartizado o degollado y oculto en el canapé de una cama, los mossos lo han desmentido categóricamente. Solo han confirmado que el cadáver fue hallado en el interior del domicilio antes mencionado (sin más especificaciones sobre el lugar concreto), que “presentaba signos de violencia” y que la muerte “no era reciente” (sin precisar más detalles).

Sin embargo, tanto el día de la muerte como la forma en la que esta se produjo no se conocerán hasta que no finalice el informe del forense. Las mismas fuentes han apuntado que se sospecha que está involucrada en los hechos “una persona de su entorno con la que no mantenía una relación sentimental”, lo que en principio descarta que se trata de un caso de violencia de género.

Ahorcado en un árbol

Los investigadores están intentando esclarecer si la muerte de la mujer guarda alguna relación con la aparición hace un par de semanas del cadáver de un hombre ahorcado en un árbol en la zona de los merenderos del campo de béisbol de Sant Boi (cerca del lugar donde se ha hallado el cadáver de la mujer. En principio, los agentes atribuyeron esta muerte a un suicidio, pero al tirar del hilo del crimen de Camps Blancs ha surgido una posible conexión entre los dos fallecidos, “pero en ningún caso una relación sentimental ni familiar”, apunta un portavoz policial.

La policía autonómica trabaja con la hipótesis de que la fallecida era la propietaria del piso en el que apareció su cadáver mientras que el hombre sería el inquilino de una de las habitaciones. Según esta línea de investigación, el fallecido habría matado a su casera, por un asunto que se desconoce –aunque algunos vecinos sostienen que tenían una mala relación-, y después se habría quitado la vida. Pero tampoco se descarta ninguna otra línea de investigación.