La paz nace de un corazón amado y reconciliado, no nos engañemos

Últimamente observo con preocupación como el lenguaje y sus silencios se han convertido en armas propagandísticas, siguiendo los intereses políticos, mediáticos e ideológicos.

Leyendo la prensa u observando las tertulias televisivas, encontramos innumerables ejemplos que ponen en entredicho la verdad objetiva, inalcanzable y utópica según mi criterio.

Sobre la guerra que se está viviendo en Gaza, todas las partes utilizan la información para favorecer o victimizar sus intereses. El terrorismo inicial, expresado con inusitada violencia, ha dejado paso a una respuesta inmediata y fulminante del ejército israelí, con la consiguiente masacre de los civiles, auténticas víctimas en cualquier conflicto.

Todas las resoluciones bélicas nacen de un fracaso de la diplomacia, de una ausencia de diálogo constructivo y de una perspectiva donde la persona sea el centro de cualquier solución. Estos discursos ambiguos, barnizados de ideologías extremas, de relativismos hipócritas o de intereses económicos se han extendido. Hay grupos que, de forma irresponsable, presentan a los terroristas como combatientes de la libertad y víctimas de la opresión del estado de Israel. Con enorme y sospechosa ligereza muchos tertulianos se olvidan de la historia compleja de esos territorios y utilizan un lenguaje excesivamente “maniqueísta”: “los buenos y los malos”.

Me considero una persona que ama al pueblo de Israel, a su historia y a su religión; ellos merecen más credibilidad que los terroristas de “Hamas”, no por ello dejaré de ser crítico con las innumerables víctimas de la población civil que están ocasionando.

Los políticos actuales son incapaces de trabajar por la PAZ, sobre todos los europeos. Grandes discursos y grandes “eslóganes” que se construyen con palabras que no implican ningún compromiso. La “casta” en que se han convertido les impide trabajar seriamente por una paz justa y duradera.

Es muy fácil ver por televisión la destrucción en las guerras de Ucrania, Gaza y otros conflictos. Es muy fácil que las instituciones, sobre todo de Europa, pasen de largo ante estos conflictos; no es suficiente armar militarmente a Ucrania, hacer ruedas de prensa para denunciar el conflicto de Gaza o silenciar los miles de muertes en EEUU que está ocasionando la droga del “Fentanilo” (droga opiácea sintética), más que todos los muertos del Covid-19 en Los Ángeles. III