El Distrito Cultural de L’Hospitalet: Arte en el tejido industrial

Nunca L’Hospitalet había tenido tanto talento por kilómetro cuadrado”. Es una evidencia científica. Sin ser Soho, Brooklyn o el 22@ de Barcelona, la segunda ciudad más poblada de de Cataluña se ha hecho un hueco en el mapa artístico gracias a su Distrito Cultural. Un proyecto que tiene la cultura como motor de transformación y de crecimiento social y económico, que ha permitido dar una nueva vida a antiguas naves, fábricas o almacenes, que ahora rebosan de arte a raudales. Se trata de un concepto singular, pues no está circunscrito a un espacio físico delimitado sino que presume de tener “un perimetro totalmente abierto con capacidad para emerger en cualquier punto de la ciudad”, describe lo describe a El Llobregat la coordinadora de Distrito Cultural, Mireia Mascarell No obstante, la mayoría de las propuestas se vertebran en el eje de la carretera del Mig y la calle Cobalt y en el barrio de Santa Eulàlia, en el entorno de los viejos talleres adyacentes a Can Trinxet, como el Edifici Freixes.

La eclosión del Distrito Cultural ha permitido atraer a este lado de la Riera Blanca a artistas emergentes, en busca de un refugio donde desarrollar su originalidad sin alejarse mucho de la capital. Y han dado con un ecosistema único, con identidad propia, que pese a tener similitudes con otros barrios de referencia en el mundo artístico, sigue su propia estela. “No tiene nada que ver Nueva York con L’Hospitalet. Vamos creciendo en función de lo que los propios agentes artísticos quieran hacerlo. Aquí no hay nada forzado”, subraya Mascarell.

Variedad de Destrezas

Desde estudios de artistas, diseño, arquitectura, publicidad o diseño de moda a locales de ensayo, música en vivo y galerías de arte. Una variedad de destrezas que conviven en espacios industriales, que estaban en desuso y que en un pasado dotaron a la ciudad de un fuerte tejido económico. “En los últimos años han llegado muchos artistas de otras zonas de Barcelona, donde los precios de las naves en las que estaban iba subiendo. Aquí han encontrado condiciones más favorables en espacios grandes y diáfanos que no están en el meollo de barrio, y a un precio razonable”. Así han logrado impregnar una vitalidad artística por el municipio, que ha aprovechado los vestigios de su histórica capacidad industrial para convertirlos en auténticos viveros creativos. Un sinfín de expresiones culturales que revitalizan la ciudad y sus negocios locales, como carpinteros, cristaleros o marmolistas, que reciben encargos gracias a la política de kilómetro cero del distrito.

“L’Hospitalet es una ciudad que tiene de todo, con una capa de artesanos y talleres de oficio que facilita a los artistas poder hacer encargos y compras. Les resulta más fácil de gestionar y de sostener para su actividad”, reconoce la coordinadora, ante una realidad en la que los artistas se sienten acompañados por el consistorio, que cuenta con un doble presupuesto para ayudarles a desarrollar su vía artística. “Antes de buscar un diseñador se busca en el Distrito Cultural. Lo mismo ocurre si vemos un proyecto interesante que pueda traer actividad artística a los barrios: le damos apoyo económico”, asegura Mireia Mascarell. Una ayuda que los profesionales valoran y que ha disparado la colonia de artistas del distrito. “Dinamizan el entorno y generan vida con actividades y exposiciones. Con el arte urbano están ayudando a dignificar espacios - plazas, calles o salidas de metro- que antes eran grises y ahora de golpe cogen color”, como por ejemplo el policrómico mural de Mina, Hamada Zosen y Oiteron en La Torrassa.

Similitud con el 22@

Este refugio artístico tiene una similitud con el 22@, el suelo del Poblenou que fue escenario de la industrialización en Barcelona. “En su momento las naves del 22@ se llenaron de artistas”, pero enseguida “los espacios subieron de precio y mucha gente quiso marchar”, admite la directora de Distrito Cultural, quien rehúye de las comparaciones y marca su propia senda. “Nuestro proyecto no es como el del 22@, no seguimos ningún modelo. Espero y deseo que esta fuga por el encarecimiento de los precios no se produzca”.

De momento, la variedad cultural que ofrece L’Hospitalet ha permitido atraer el foco artístico metropolitano y de toda Cataluña. “Está siendo una referencia porque realmente hay una gran cantidad de artistas y colectivos establecidos. Sin quererlo, la gente mira hacia aquí”, expone Mireia Mascarell. Y es que a la red artística (que cuenta con 450 agentes culturales) se suman los más de 30 equipamientos de la ciudad, los casi 60 festivales que se celebran, aparte de los lugares de interés de la ciudad, los espacios de restauración y cocina creativa, o las asociaciones culturales locales.

30 años de Tallers Oberts

El último evento que evidencia el prestigio del Distrito Cultural ha sido la edición más especial de Tallers Oberts en sus 30 años de historia, celebrada en noviembre del año pasado en Can Trinxet, un proyecto “ventana” que fijó las miradas en los artistas del festival afincados en la ciudad. Un total de 28 talleres y espacios de creación abrieron sus puertas durante tres días para dar a conocer el emergente talento profesional local.

Punto de atracción

Cuando se tiene un proyecto interesante como éste es evidente que se convierte un punto de atracción inevitable. Y es que parte de ese tejido artístico que quieres activar lo tienes ya en la ciudad”. Prueba de ello es que Manifesta, la bienal socio-cultural nómada europea, llegará a L’Hospitalet este 2024 para celebrar su decimoquinta edición. “Sabes que cualquier actividad que organices va a tener público, seguro. El consistorio apoya a estos artistas para que se instalen y realicen su actividad en las mejores condiciones, ayudándoles económicamente con encargos y contactos para que su actividad vaya hacia arriba”, destaca Mascarell.

El camino para adquirir esta vida cultural deslumbrante lo abrió en 2012 una consulta popular que abrazó la apuesta por un modelo del que carecía la segunda ciudad de Cataluña hace una década. “Se preguntó a la ciudadanía cómo veía el municipio a 25 años vista y cuáles eran los sectores en los que podía tener más potencial de crecimiento y respondió que la economía y la cultura”. Desde ese momento, el consistorio se puso en marcha y en 2014 planteó un proyecto que contó con el acompañamiento del filósofo Josep Ramoneda, quien acuñó el concepto ‘Distrito Cultural’. “Era ponerle nombre a algo que estaba pasando. La gente se instalaba en la ciudad creando esta cosa un poco abstracta”.

Visión bien encaminada

Casi una década después, se ha demostrado que la visión de los hospitalenses no iba desencaminada. “Una de las cosas que los profesionales aprecian cuando llegan a la ciudad es el recibimiento y el soporte que les brindamos”, admite Mireia Mascarell algo los maestros vidrieros Vitralls Bonet (Premio Nacional de Artesanía 2022), también valoran. “En 2019 se instalaron en el territorio y hablando con Jordi Bonet, tercera generación de la familia que abrió el negocio en 1923, me dijo que era curioso que en los 70 años que habían estado en Barcelona nunca les había ido a ver nadie”, todo lo contrario a lo vivido en L’Hospitalet. “En cuatro meses fueron tres personas a visitarles: un técnico, la alcaldesa Núria Marín y el concejal de cultura. Estamos pendientes de que la gente esté cómoda y nos vea como alguien con quien colaborar y pedir ayuda, le damos mucho valor”. Lo corrobora que el pasado 25 de octubre, el consistorio rindió homenaje a Vitralls Bonet por su centenario. III

Festival CREA LH: una plataforma de colaboración

La apuesta por el fomento de la cultura también llega a L’Hospitalet en formato de festival con CREA L’H 2023 que reunió a más de 30 artistas y colectivos en la séptima edición el pasado nobviembre Profesionales de las artes visuales, del diseño y de la música presentaron intervenciones artísticas recién creadas en diversos espacios autogestionados de la ciudad, con apoyo municipal. CREA L’H es una plataforma que fomenta la colaboración entre artistas y curadores, permitiéndoles trabajar juntos en proyectos. Su objetivo es generar conexiones entre los diferentes espacios creativos del territorio y mostrar el tejido artístico de la ciudad. Esta propuesta transversal entre artistas, comisarios y espacios crea afinidades inéditas que oxigenan y enriquecen la escena del arte local. III.