El primer dato que nos ayudará a calibrar su potencial es que se trata del jugador sub-14 mejor ranqueado de España. No en vano está siendo patrocinado por El Llobregat Chess Tournament y sus partidas se siguen con especial cariño por parte de la organización. ¿Cómo no va a tenernos Alex el corazón robado si le hemos visto crecer a lo largo de su infancia? Ostenta el título de maestro de la Federación Internacional pero, bajo el flequillo, los amigos de la familia seguimos viendo al niño que jugaba sus primeros campeonatos escolares con el brillo de la ilusión en los ojos. El mismo que cuando juega al tenis de mesa, otra de sus muchas aficiones.
A veces, cuando su padre (el maestro Roberto Villa) me comenta lo importante que es que Alex siga cuidando sus estudios en el instituto, no podemos evitar echarnos unas risas recordando que, durante su etapa viniendo a clases de ajedrez en el Club d´Escacs Vila Olímpica, le subí a una silla para que compartiese con sus compañeros la alegría de haber ganado el campeonato de Catalunya sub-8. ¡Es que era muy niño y los de atrás no le veían! Eran momentos de timidez, en los que el joven ajedrecista comenzaba a vislumbrar que lo que había hecho era meritorio.
En aquellos años, que van quedando atrás, la principal característica de su ajedrez era la pillería, el tender celadas a los rivales aprovechando que su cálculo llegaba más lejos, asumiendo riesgos innecesarios. La experiencia y el entrenamiento bien dirigido le han dotado de la necesaria solidez, requisito absolutamente necesario para la maestría, pero no se preocupen: Alex siempre será de los que no temen la lucha cuerpo a cuerpo.
Esta temporada se ha marcado como principales objetivos el mundial en Brasil y el Europeo en Praga. Eso, en lo estrictamente deportivo. Sin embargo, es consciente de que la derrota forma parte de la vida del deportista y que, como meta de vida, en todo, el verdadero éxito es cultivar la capacidad de resiliencia: levantarse con más fuerza cuando las cosas no salen como uno espera.
Pueden disfrutar, a continuación, de una vibrante partida de Alex Villa.