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Alerta. Descubre los peligros ocultos detrás de la adicción a las pantallas y cómo combatirlos
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Alerta. Descubre los peligros ocultos detrás de la adicción a las pantallas y cómo combatirlos

domingo 07 de julio de 2024, 16:00h
Los niños -y también los mayores- pasan delante de las pantallas (véase móviles, tabletas, portátiles, PCs o cualquier otro tipo de engendro informático) más tiempo del que deberían y más tiempo del recomendable.

La implosión de las nuevas tecnologías ha tenido un voraz efecto secundario: la adicción, los excesos y los consiguientes riesgos y peligros que toda sobreexposición conlleva, desde el cyberacoso, hasta el abuso, pasando por la vulneración de la intimidad e incluso la pornografía y la pedofilia. En mayor o menor nivel, todos han (hemos) ido siendo atrapados por una red de la que resulta muy difícil liberarse, porque, socialmente, vivir pegado a una pantalla sí es vivir pues aún se considera inocuo (todo el mundo lo hace, es lo que toca...) y se mira para otro lado.

Pero es de suma importancia. La prueba más fehaciente es que hace escasamente un mes el Consejo de Ministros ha aprobado el Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de menores en entornos digitales (más conocida como la ley de pantallas), cuya principal finalidad es “ofrecer entornos digitales seguros para la infancia y la adolescencia”, salvaguardando sus derechos y libertades (en especial en lo referido al honor, la propia imagen y el interés superior del menor), y a la vez fomentando un uso más respetuoso de las nuevas tecnologías.

Difusión delictiva sin permiso

Entre las novedades del Anteproyecto destacan que tipifica como delito la difusión sin autorización de imágenes pornográficas generadas por inteligencia artificial, que eleva hasta los 16 años la edad para consentir el tratamiento de los datos personales (y por tanto la posibilidad de abrirse un perfil en redes sociales) o que califica como agravante el grooming o engaño on line a menores en casos de delitos de índole sexual. El Anteproyecto también obliga a los fabricantes a que todos los dispositivos digitales dispongan de sistemas de control parental que se activen por defecto y de un etiquetado que informe con rigor sobre los riesgos del consumo excesivo.

En medio de este trasiego legislativo, llama la atención una reciente iniciativa del Consell de Nois i Noies de primària i secundària de L’Hospitalet que, en base a una encuesta en la que han participado 2.500 chicos de la ciudad, ha elaborado un manifiesto para fomentar el uso saludable de las pantallas entre los más pequeños. En el documento, los firmantes reclaman a familias y educadores que les ayuden a poner límite al tiempo de uso de las pantallas, porque reconocen que no es bueno porque les impide (de entrada) destinar más tiempo a otras actividades menos lesivas. A la vez, los más jóvenes se comprometen a ser más comunicativos con sus progenitores, a velar por su propia privacidad y a denunciar actitudes irrespetuosas en las redes. A cambio, piden a los adultos que también arrinconen sus móviles y pasen más tiempo con ellos, jugando o simplemente disfrutando juntos del tiempo de ocio. Lo que se dice predicar con el ejemplo. Quid pro quo.

Un estigma amenazante

No hay duda de que estamos frente a un estigma que amenaza con desbordarse, pero ¿Es este Anteproyecto la mejor manera de atajar la adicción a las pantallas? ¿Se debe aumentar la presión sobre padres y profesores? ¿Son necesarios cambios en el sistema educativo e incluso en los medios de comunicación? ¿Se está a tiempo de revertir la tendencia? El debate está servido.

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