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I. En relación con el golpe de estado de Tejero, el 23 de febrero de 1981 - Jirones de la Transición, de Javier Pérez Llorca

(Publicado en El Llobregat, el 10 de diciembre 2015)

Por X. Pérez Llorca
miércoles 17 de julio de 2024, 16:48h
(...) Era lunes, y como todos los lunes a las cinco de la tarde, como primer secretario de la Joventut Socialista de Catalunya, acudí a la reunión de la ejecutiva nacional del PSC, en Barcelona, en la calle Francesc Cambó.

A eso de las seis y media, entró en la sala la secretaria de Joan Reventós, que dijo:

-Joan, al teléfono. Te llaman de Madrid.

Reventós se levantó, se excusó y abandonó la reunión. Unos minutos después regresó, preocupado, y nos informó:

-Se ha producido un atentado terrorista en Las Cortes: ETA. La Guardia Civil ya tiene controlada la situación.

Aquella fue nuestra primera información: tragicómica. Al poco, una segunda llamada le informó de que no se trataba de un atentado terrorista, sino de un golpe de estado protagonizado por la Guardia Civil.

Fueron horas de desconcierto, de desinformación, de miedo. Recuerdo que, durante esa tarde, intervine en el debate de la ejecutiva preguntándome en voz alta cómo podía ser que justo en el momento en que se iba a nombrar un nuevo gobierno más a la derecha, con Calvo-Sotelo al frente, se produjera un golpe de Estado. Me contestó el amigo y profesor Joan Prats, nervioso, casi gritándome:

-¡Javier!, ¿aún no te has enterado de que en este país el ejército siempre ha ido por libre?

No teníamos información. Llegó una hora en que nadie nos respondía en la sede central del PSOE. Reventós nos pidió a todos que intentásemos llamar a amigos y a conocidos de Madrid para averiguar lo que estaba pasando. Acordamos que Raimon Obiols marchase inmediatamente hacia la capital para servir de enlace y tener información directa. La reunión se alargó hasta casi la media noche. La levantamos cuando el responsable de seguridad nos pidió que nos marchásemos, que no era seguro permanecer en el local. Muy cerca de nuestra sede, en Vía Layetana, se ubicaba el local de Fuerza Nueva. Salimos de dos en dos para esquivar mejor los grupos de extrema derecha que habían empezado a merodear por la zona. Yo marché con Juanjo Ferreiro. A cada uno de nosotros se le había encomendado alguna tarea para intentar localizar y coordinar militantes o esconder archivos. Aún no existían los teléfonos móviles y en nuestras agrupaciones locales, nadie respondía.

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