www.elllobregat.com

Capítulo 4 - La juventud en España en la actualidad - Jirones de la Transición, de Javier Pérez Llorca

Por X. Pérez Llorca
miércoles 17 de julio de 2024, 17:16h
En las últimas consultas electorales ha sido una constante el altísimo porcentaje de abstención que se ha producido entre la juventud. En ello ha influido, indudablemente, el sentimiento de "desencanto" común a toda la población, sentimiento que ha afectado de una forma particular a la juventud.

Hablar de que los jóvenes con anterioridad a la "reforma política" constituían el sector social más activo políticamente, no es utilizar tópico ninguno. Basta con observar la composición militante de los partidos en esta época o repasar la participación en las luchas antifranquistas. Más aún, sin remontarnos a la etapa franquista, situándonos en el pórtico de las elecciones de 15-J-77, tenemos datos ciertos sobre la predisposición de la juventud hacia las cuestiones sociales. La encuesta realizada por DATA en 1977 y dirigida por el profesor Linzt, por encargo del Ministerio de Cultura, evidenciaba una predisposición de los jóvenes hacia las posiciones progresistas mantenidas por los partidos de izquierda, especialmente por los socialistas. Resulta ilustrativo echar una ojeada a los datos comparativos que nos ofrecía este estudio:

Partido por el que hubiera votado X 0 %
AP 7,74 0,3 1
AN-18 JULIO 5,27 1,15 1
UCD 5,34 1,26 13
Democracia Cristiana 4,92 1,52 1
Pacte Democràtic de Cataluña 3,93 1,94 x
PSOE/PSOE-PSC 3,72 1,35 32
PSP (US) 3,47 1,19 8
BNPG 3,33 1,36 1
Falange (auténtica) 3,28 1,67 1
PNV 3,26 1,27 1
Partido Socialista 3,24 0,92 1
PCE/PSUC 2,68 1,28 9

INFORME DE LA ENCUESTA SOBRE LA JUVENTUD 1977

Partido por el que hubiera votado X 0 %
Esquerra Cataluña 2,63 0,93 1
Euskald. Ezk. 2,5 1,08 1
FDI 1,75 1 1
FUT 1,7 0,76 1
CUP 1,67 0,67 x
Candidatura de los Trabajadores 1,5 0,5 x
Otros 2 0,93 x
Ninguno 2,97 1,89 5
Abstención 2,53 1,69 7
No sabe, no contesta 3,99 1,51 17

Por el contrario, una encuesta dirigida a la juventud, realizada por la Diputación Provincial de Barcelona, publicó un avance en Treball (23 de julio del 81), donde se informó de que "el 57% de los jóvenes irían a votar si se hiciesen unas elecciones generales, el 14% dice que probablemente no votaría y el 21% asegura que no votaría".

¿Qué ha pasado durante estos tres años para que se produzcan variaciones tan ostensibles en la actitud de la juventud? En el análisis de las causas entraremos más adelante. Antes, conviene hacer una consideración previa. En todo este período de elaboración constitucional, la derecha ha intentado de todas las formas posibles bloquear el dinamismo de las fuerzas de izquierda. Es decir, la desmovilización popular y, la consiguiente apatía generada, ha sido el coste político que la Unión de Centro Democrático ha cobrado a la izquierda española. El dinamismo y la ilusión de los jóvenes activistas, e incluso las adhesiones de los que no participaban directamente con una militancia política, han sido destrozadas por la política tediosa de UCD que ha ido marcando el paso de la primera etapa preconstitucional.

Nuestra realidad consiste en una juventud identificada con el partido de "la esperanza ante la democracia", una juventud desorientada y golpeada por la crisis.

El activismo político y social de la juventud ha quedado difuminado; no obstante, el apoyo creciente de los jóvenes a los grupos aberzales y nacionalistas en Euzkadi es un elemento para tener en cuenta.

Más adelante, cuando abordemos el punto referido a la comprensión de la personalidad juvenil, tocaremos con más amplitud esta dicotomía que se da entre los jóvenes: pasota-radical. Ahora conviene que nos centremos en apuntar algunas posibles causas de esta situación de desarraigo social en que vive la juventud:

a) Paro juvenil. Si el desempleo es siempre una grave dificultad, cuando afecta a los jóvenes viene a condenarlos al "apartheid" social. Un joven que no encuentra trabajo difícilmente puede pensar en independizarse de su familia, ni siquiera en satisfacer sus mínimas aspiraciones. Más importante aún, la falta de ingresos económicos del que se encuentra en paro es la sensación de indefensión, de "inutilidad social" que siente el propio individuo.

Darse cuenta de esta marginación promueve actitudes de inhibición ante la marcha de la sociedad.

A continuación, transcribo unos párrafos del artículo "Paro juvenil", publicado en Mundo Diario, en octubre del 78, firmado por Eduard Jiménez, coordinador general de la JCC. En ellos, conviene reseñar esta sensación de marginación a la que hacíamos referencia, independientemente de la exactitud de las afirmaciones que se hacen, observándolo desde un punto de vista de estricto análisis económico:

"1º ¿Cuál es, a este nivel, el carácter de la crisis? En lo fundamental, más que expulsar trabajadores de la producción, la crisis está impidiendo el acceso a ella y, en otra vertiente, la consolidación del acceso a la producción por parte de las nuevas generaciones (sirva lo polémico de la afirmación para la reflexión de sindicalistas y políticos).

2º ¿Qué repercusiones tiene todo ello entre la juventud? El paro juvenil y el empleo marginal de los jóvenes no suponen solo la falta de perspectiva profesional, sino la negación a su inserción social."

Sin entrar en otras consideraciones sobre el empleo juvenil, quede ahí la afirmación de que el paro juvenil en gran medida viene a ser la causa de la marginación de la juventud.

b) Nivel de consumo: Los jóvenes, como el resto de los ciudadanos, viven en un medio acosado por constantes estímulos publicitarios. Comprar y consumir se convierte en un medio de autoafirmación de la persona. De tal suerte que, en el caso de la juventud, el no poder alcanzar a causa de las limitaciones económicas el "nivel de consumo" deseado, supone una frustración constante: el coche, la vivienda, los espectáculos, etc, son el objetivo perseguido y difícilmente alcanzado. Si bien es cierto que los jóvenes acabarán por verse integrados en el sistema como sujetos activos de la producción, no es menos cierto es que en su estado actual como jóvenes, las dificultades que encuentran ante "el mundo adulto" les hace sentirse extraños.

c) "Los efectos del desencanto": Siendo un hecho palmario el desánimo, la pérdida de ilusiones que ha comportado el proceso de democratización seguido en España, conviene reparar en que para las generaciones jóvenes ha supuesto un elemento de desorientación aún mayor: los individuos que hoy cuentan con una edad comprendida entre los dieciséis y los dieciocho no han sido educados en unos valores culturales concretos, no han conocido los principios dogmáticos de la dictadura ni tampoco han sido instruidos en un sistema de respeto a los valores democráticos.

Es difícil pedirles que se sientan identificados con el sistema democrático cuando no cuentan con la información suficiente sobre él, no obtienen soluciones para sus problemas y carecen de la memoria histórica que les ayude a identificarse con la democracia, aunque sea como oposición a lo que significó la dictadura.

d) La política institucional de la UCD: La actitud de los gobiernos de UCD hacia la juventud ha contribuido al estancamiento de la actividad asociativa de los jóvenes. Para poder mantener esta afirmación basta con echar una rápida ojeada sobre "sus realizaciones" en materia de juventud:

-La dictadura, como medio de control ideológico sobre la juventud, utilizó su propia organización juvenil que gozaba de todos los parabienes del estado. De esta forma, intentaba influir en aquellos jóvenes que acudían a la OJE buscando un medio de realizar su tiempo libre. Con la llegada de la democracia lo lógico hubiera sido pensar que todos aquellos locales, albergues y zonas de acampada propiedad del estado y usufructuados por la O JE, se hubieran puesto a disposición de todas las organizaciones juveniles. Si bien esta es la postura adoptada por UCD, lo cierto es que, durante todo este tiempo, el patrimonio juvenil se ha ido perdiendo de forma alarmante. Muchos locales y albergues han sido transferidos a otros ministerios distintos del de cultura, del que depende la Dirección General de Juventud, para usos que nada tienen que ver con la promoción de la juventud.

Terminado el período de monopolización de la actividad juvenil por parte del estado -dictadura franquista- se ha intentado, por parte de los sucesivos gobiernos de UCD disminuir el apoyo del estado al asociacionismo juvenil; asociacionismo que en un régimen democrático escapaba a su control.

-Con actitud similar se promulgó el RDL 3471/1977, teóricamente dirigido a regular el asociacionismo juvenil y de triste recuerdo para las organizaciones juveniles. Este decreto tendría que haber venido a facilitar la legalización de las asociaciones juveniles ante el estado. A causa de las trabas que el mismo Real Decreto-ley contenía, poquísimas organizaciones juveniles se acogieron a él. De tal suerte que, en el momento presente, las organizaciones juveniles democráticas siguen esperando su reconocimiento por parte del Estado.

-Durante este período de estructuración legislativa de la democracia, el movimiento juvenil del Estado Español ha lanzado de forma unánime la propuesta de creación del Consejo Federal de la Juventud y de los respectivos consejos regionales, nacionales y municipales. La importancia de esta propuesta radica en que, de constituirse, supondría un canal eficaz que facilitaría el diálogo entre la juventud y la administración.

Que cuatro años después de las primeras elecciones democráticas el Consejo Federal de la Juventud siga esperando el impulso del gobierno central es una muestra de su escasa voluntad de atender la problemática de la juventud.

e) El hedonismo como filosofía al uso: La causa del desarraigo social de la juventud es la frustración ante la imposibilidad de llegar a un determinado nivel de consumo. Debemos admitir la importancia de la filosofía, de la concepción de la vida que impulsa a los individuos a comportarse de esa forma determinada.

El carácter hedonista que caracteriza la sociedad de consumo en el que vivimos hace del joven un sujeto que consume, y no un individuo que se forma y se realiza.

Los estímulos publicitarios no hacen otra cosa más que reforzar el espíritu consumista entre la juventud, que para el sistema es un mercado específico. Poco importan los resultados sociales, lo fundamental es producir.

f) Conclusión: La falta de un patrón cultural alternativo a las costumbres del sistema hace más insegura la situación de los jóvenes.

Todo individuo y, de forma particular el joven, necesita de un conjunto de valores que orienten y justifiquen su propia existencia. No es de extrañar pues que, ante una crisis de valores como en la que nos encontramos, la juventud se identifique con determinados comportamientos.

La violencia que observamos en toda Europa ante acontecimientos intrascendentes como, por ejemplo, un partido de fútbol, no se entiende si no es como una forma de exteriorizar frustraciones y buscar en el triunfo del equipo propio una reafirmación personal.

El culto a los cantantes, la satisfacción de poseer una motocicleta, son medios de encontrar una identificación personal cuando no existe un modelo cultural que nos ofrezca objetivos más trascendentes.

Hemos de entender el incremento de la presencia de las organizaciones fascistas. Independientemente de los contenidos inhumanos de sus teorías políticas, ofrecen seguridad a sus seguidores -aunque sea la seguridad de la consigna- sus estructuras paramilitares, su jerga triunfalista y redentora, la violencia como forma de imponer sus tesis. Todo ello configura una imagen capaz de atraer a sectores de jóvenes que, sin un criterio político, buscan creer en alguien y sentirse partícipes de "acciones importantes".

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios