El consumo de frutas en España ha disminuido un 20% en la última década, mientras que la bollería industrial ha aumentado un 2,79%. El aumento de precios y la economía familiar influyen en esta tendencia, que contribuye a problemas de salud como obesidad y diabetes. Es crucial fomentar una dieta equilibrada.
Con la llegada de agosto y las vacaciones de verano, muchas veces se nos olvida cuidar nuestra alimentación. La llegada del calor pide alimentos frescos y bebidas frías, pero muchos españoles prefieren un helado a un trozo de sandía.
Según ha descubierto la empresa experta en nutrición FITstore, en los últimos diez años, el consumo de frutas en España ha descendido un 20%: uno de cada cinco españoles ya casi no compra fruta. Según el estudio, en 2023 el consumo de fruta per cápita en España se ha reducido a los 78,6 kilos, una cifra bastante más baja que los 102,5 kilos de 2014.
A lo largo de todo el año, la bollería industrial sustituye a las piezas de fruta en muchas de las casas. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el consumo de fruta ha disminuido un 12,4% en los últimos cinco años. Los españoles están dejando de lado, sobre todo, los cítricos, los frutos rojos y las frutas de pepita y hueso. Sin embargo, las frutas exóticas, los melones y las sandías están sobreviviendo a este ‘abandono’.
Suben los precios de la fruta
La razón principal de esta reducción del consumo de frutas parece ser el aumento de los precios: a pesar de comprar menos fruta, el gasto de los consumidores en estos alimentos ha aumentado un 27% en los últimos diez años. Así, la subida de los precios ha obligado a muchas familias a pensárselo dos veces antes de coger una pieza de fruta en el supermercado, a pesar de conocer muy bien sus beneficios para la salud.
Con la caída de las frutas, ha renacido la bollería industrial, que ha registrado una tendencia totalmente opuesta. En la última década, el consumo de bollería y productos de pastelería ha aumentado un 2,79%.
El auge de la pastelería y la bollería
De hecho, según el informe de FITstore, la bollería es uno de los alimentos menos afectados por la inflación, y mantiene un precio competitivo en la venta en supermercados. A pesar de su alto contenido en azúcares y grasas saturadas, la bollería industrial es una opción económica y atractiva, con un precio un 8,6% más asequible que la media de productos del mercado español.
Así, darse ese ‘caprichito’ resulta más asequible para las familias que comer fruta, sobre todo para aquellas que van al supermercado con un presupuesto ajustado. Entre ellas, las familias con niños. La economía de las familias afecta claramente a la dieta de padres e hijos, por lo que este pequeño e ‘inofensivo’ cambio en la cesta de la compra puede afectar desde una edad temprana a los hábitos alimenticios de los niños de la casa.
Los peligros de una dieta 'sin fruta'
Según ha explicado Luis Cañada, fundador de FITstore, la tendencia a sustituir la fruta natural por bollería industrial “está causando estragos”. Cañada ha asegurado que este cambio en la dieta contribuye al “aumento de la obesidad, la diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas cardiovasculares”. Además, a la dieta pobre en minerales “se le suma el auge del sedentarismo”, ha añadido Cañada.
Aunque el precio del mercado puede ser el mayor factor a la hora de tomar decisiones alimenticias, Luis Cañada ha aprovechado el estudio para recordar la importancia de una buena nutrición desde pequeños: “es esencial fomentar el consumo de alimentos ricos en nutrientes y variados, en una dieta equilibrada”.