La novela negra española vive en la actualidad un momento de lo más dulce en cuanto a obras publicadas y al potencial emergente de lectores adictos al género.
Si profundizamos en el análisis de datos relevantes, constataremos que en lo que va del siglo XXI la presencia de especialistas en la novela de intriga y misterio es diferencial a favor de las autoras. En España, Eva Gª Sáez de Urturi, María Oruña, Alaitz Leceaga, Susana Martín Gijón, Dolores Redondo (tal vez las más mediáticas) son una muestra de que la novela negra española escrita por mujeres está en un momento álgido que ya no se puede considerar como algo puntual sino como una realidad constatable desde hace más de una década. Y en esta lista podríamos incluir a Rosa Ribas, Berna González Harbour, Gemma Marchena, Clara Peñalver…
Pero, sin duda, entre toda esta pléyade de autoras, ALICIA GIMÉNEZ BARTLETT (Almansa, 1951) representa un antes y un después en este boom literario del género y de la autoría en femenino. Desde que en 1996 (“Ritos de muerte”) puso a Petra Delicado a investigar junto a su inseparable Fermín Garzón, inmortalizados para el gran público gracias a la serie que RTVE estrenó en 1999 protagonizada por Ana Belén y Santiago Segura, este formato se convirtió en un modelo a seguir para muchas otras autoras. Pero Alicia Giménez Bartlett no es solo Petra Delicado y de ello dan fe algunos de los más importantes premios obtenidos como el Nadal 2011 (“Donde nadie te encuentre”) o el Planeta 2015 (“Hombres desnudos”).
Recientemente, en enero de este año, la autora publicó la decimotercera entrega de su serie fetiche: “LA MUJER FUGITIVA” (Destino, 2024).
Alicia Giménez Bartlett propone una trama que combina los intríngulis y peripecias de la investigación policial con los dilemas existenciales que se le presentan a los protagonistas principales. Y es que el tiempo pasa y los años y sus vicisitudes se proyectan sobre Petra y Fermín haciendo que las cuestiones personales influyan y trasciendan de lo puramente profesional. Las relaciones con sus parejas y entornos familiares adquieren un protagonismo capital a lo largo del desarrollo de la novela.
El relato transita por la vida y milagros de unos peculiares y esforzados trabajadores y propietarios de ‘food trucks’ (camiones de comida ambulantes) que se instalan en los recintos feriales con motivo de la celebración de los más variados eventos: exposiciones, conciertos, ferias temáticas… El asesinato de uno de ellos desencadena una cascada de acontecimientos que dificultan las pesquisas de los incombustibles investigadores. Petra y Fermín, en la búsqueda de la verdad, tropezarán, una vez más, con las patéticas trabas y obstáculos a la hora de coordinar los diferentes cuerpos policiales que operan en la comunidad, Cataluña, y con la lentitud de las instancias judiciales en la toma de decisiones…nada novedoso y sí muy de actualidad.
Dos aspectos que quiero destacar de la novela al margen de la trama; de una parte, el debate existencial provocado por el inmisericorde paso del tiempo en las vidas de los protagonistas y, ya más sorprendente por lo infrecuente pero muy gratificante personalmente, el uso de un lenguaje en el que Alicia G. Bartlett introduce palabras y expresiones que me reconcilian con el cuidado en las formas narrativas, que en absoluto debería ser reseñable sino más bien lo habitual. Pero no lo es…Yacija, zagal, potosí, tener posibles, se me pasa por las mientes, la gran hégira…solo son algunos de los ejemplos que demuestran que lo popular no puede ni debe estar reñido con lo culto. Gracias, Maestra.
La respuesta que dio la autora sobre cuánto recorrido le queda a la saga “…pues no sé…de momento tengo contrato con una próxima Petra” (20 minutos, Rosa Ballarín, 20/2/2024) supone una muy buena noticia para l@s lector@s empedernid@s. III