El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha aprobado definitivamente el proyecto de las obras para reducir el ruido en dos autovías que cruzan el Baix Llobregat, en dos tramos especialmente sensibles a la contaminación acústica por la presencia de centros sanitarios y zonas residenciales. Así, el proyecto actuará sobre la autovía A-2, en su paso por Sant Andreu de la Barca (del km 592,450 al 595,350), y en la autovía B-10, a la altura del Hospital Universitario de Bellvitge (entre el km 18 y 19,400).
El proyecto contempla la construcción de pavimentos fonoabsorbentes, fabricados con polvo de neumáticos en desuso, y la instalación de pantallas acústicas en los márgenes de las carreteras. Con la elección de los materiales, el Ministerio se ha comprometido a mantener el criterio de sostenibilidad que está aplicando en las actuaciones y obras de los últimos meses. Además, ha realizado un estudio previo de los tramos, para analizar las características específicas de cada uno, y adaptar consecuentemente la instalación de estas nuevas infraestructuras.
Además de estas dos carreteras, se aplicarán estas mismas medidas en la autovía B-30, en su paso entre Cerdanyola y Sant Cugat del Vallès. En total, el Ministerio actuará en 9,2 km de carretera e invertirá un presupuesto de 15,13 millones de euros. La aprobación del expediente de información pública y del proyecto constructivo se publicarán próximamente en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
La legislación detrás de las obras
La Red de Carreteras del Estado se encarga de revisar periódicamente que las vías cumplan los objetivos de calidad acústica (OCAs), definidos en la Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido, a partir de la elaboración de sus Mapas Estratégicos del Ruido. Esta normativa distingue las áreas urbanas según el uso mayoritario del terreno (residencial, industrial, docente, sanitario, etc.) y define unos niveles máximos de contaminación acústica en cada uno de ellos, estableciendo unos objetivos que garantizan la calidad sonora en estas zonas, para reducir al máximo las molestias a la población.
Así pues, con la ejecución de las obras, las autovías cumplirán esta normativa vigente en materia de objetivos de calidad acústica (OCAs), tanto en el escenario actual (determinado a partir de los datos del estudio), como ante un aumento del tráfico en el futuro, ya contemplado en el propio proyecto. Las medidas incluidas en el proyecto se han diseñado con unas dimensiones específicas para cumplir con los OCAs en cada una de ellas, ateniendo al tipo de área urbana. Así, en la autovía A-2, se ha adaptado a los criterios de zonas residenciales, mientras que en la B-10 se adapta a los objetivos establecidos para las áreas sanitarias.