Un estudio biomédico liderado por el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) ha demostrado que una vida llena de estimulación intelectual puede reducir la gravedad de los síntomas de la enfermedad de Huntington e incluso retardar su aparición. El estudio se ha publicado este miércoles 12 de diciembre en la revista Scientific Reports.
La enfermedad de Huntington es una patología neurodegenerativa congénita muy grave, que suele aparecer en la edad adulta, alrededor de los 40 años. Al ser neurodegenerativa, se caracteriza por una progresiva degeneración de las neuronas que conlleva una serie de alteraciones cognitivas, psiquiátricas y motoras, síntomas que van agravándose a medida que avanza la enfermedad. Así pues, se trata de una patología altamente incapacitante que, hoy en día, todavía no tiene cura. Pero, con más motivo, la investigación biomédica en este campo no tiene intención de frenar.
Hace tiempo que la medicina ha demostrado las causas genéticas de la enfermedad de Huntington e incluso existen pruebas para identificar a los portadores del gen mucho antes de que se manifiesten los síntomas. Esto supone una ventaja si se llegan a descubrir algunos factores que pueden minimizar las afectaciones o incluso retrasar la primera manifestación de los síntomas. Y justo aquí es donde entra el IBIDELL: gracias a su estudio, puede haber una manera.
Estudio de la reserva cognitiva de los pacientes
Un equipo de investigadores del grupo de Cognición y Plasticidad Cerebral del IDIBELL ha unido fuerzas con la Universitat de Barcelona (UB) y otros centros de investigación catalanes para indagar en estos posibles factores positivos. Según han descubierto, un estilo de vida intelectualmente activo crea una reserva cognitiva que puede tener un efecto protector en la progresión y severidad de los síntomas. De hecho, el IDIBELL ya había demostrado la eficacia de esta estimulación intelectual en los síntomas cognitivos, pero el nuevo estudio ha corroborado que también aporta beneficios en los otros dos tipos, el psiquiátrico y el motor.
Para obtener estas conclusiones, el equipo de investigación, liderado por la Dra. Estela Càmara, ha evaluado la reserva cognitiva de un grupo de pacientes, según varios factores como su nivel de estudios, sus cursos académicos o musicales, sus conocimientos de idiomas (y cuántos) o su ocupación laboral. También se ha tenido en cuenta si el paciente jugaba a juegos intelectualmente complejos (como el ajedrez) y la frecuencia de sus partidas, así como sus hábitos lectores. Además de esta información, el estudio ha contado también con pruebas de neuroimagen para seguir la actividad intelectual de cada uno de los sujetos a lo largo de su vida.
La estimulación intelectual marca la diferencia
Tras realizar toda la investigación, los resultados han confirmado la hipótesis del estudio: una mayor actividad mental durante la vida es clave para proteger al paciente de la neurodegeneración. Los pacientes con una vida intelectualmente estimulante pueden mantener un buen estado cerebral durante más tiempo, ergo retrasar la aparición de los síntomas de deterioro cognitivo, motor y psiquiátrico, posiblemente debido a un menor daño cerebral. Mantener un ritmo de vida cognitivamente activo es sano para cualquier persona, pero especialmente para los pacientes de enfermedades neurodegenerativas, para quienes una buena salud cerebral puede determinar el resto de su vida.
La investigación del IDIBELL supone un gran avance en la comprensión y tratamiento de la enfermedad de Huntington, porque ha demostrado que los pacientes pueden combatir los efectos de la patología incluso antes de su diagnóstico, para retrasar lo máximo posible la progresión de su enfermedad. Además, han ayudado a los médicos a comprender las causas detrás de las importantes diferencias en la evolución de la enfermedad entre paciente y paciente.
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