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La insólita verdad tras las detonaciones que asustan a la fauna del Parc Agrari y no son cazadores
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La insólita verdad tras las detonaciones que asustan a la fauna del Parc Agrari y no son cazadores

Por Lluis M Estruch
martes 07 de enero de 2025, 16:00h
Los residentes de las proximidades del Parc Agrari del Baix Llobregat escuchan petardeos regulares, que -aunque lo parece- no son disparos de caza. se trata de cañonazos sonoros inofensivos en realidad pero que son un intento para controlar la sobrepoblación de fauna a base de asustarla. ante la escasez de cazadores, el uso de cañones espantapájaros busca proteger los cultivos de los daños que les provocan especies como jabalíes, corzos, tórtolas o tordos.

Los residentes en las proximidades del Parc Agrari del Baix Llobregat (de 2.938 hectáreas) están casi acostumbrados a un tipo de petardeos sincopados de parecida intensidad y que se espacian en intervalos de 5 a 25 minutos. Algunos aún piensan que son disparos de cazadores, pero no. La regularidad de las detonaciones no tiene nada que ver con los criticados cazadores. Más bien son intentos de suplirlos en su función de reguladores de la fauna.

Los períodos de veda y las limitaciones de seguridad y la reducción de licencias de caza han contribuido a la superpoblación de la fauna salvaje, sin duda, en todo nuestro territorio agrario periurbano y en las zonas boscosas. Por otra parte, la creciente escasez y envejecimiento de cazadores federados hace que cuando se les incentiva para organizar batidas por los excesos faunísticos, ello les lleve a exigir y a tensar más su relación tirante con los agricultores, que les temen porque dificultan sus trabajos agrarios y la libre circulación por sus tierras.

Acceso regulado a las armas

Los accidentes de caza son raros y el acceso a las armas y licencias está más regulado que nunca. Pero la tensión persiste y seguro que a ello contribuye el desbordamiento de especies depredadoras para el agro, con una Administración contemplativa e ineficaz. Por otra parte, entre los cazadores no abundan ya las figuras como un Ismael Tragacete (seis veces Campeón de España de caza menor con perro y una Campeón del mundo de caza menor con perro, también un buen pescador). Son éstas figuras impecables y meritorias del arte venatorio que no son frecuentes entre los “Rambos” actuales.

El cañón espantapájaros de carburo empezó a usarse en los años 60, cuando la caza estaba menos acotada y tenía más practicantes (muchos de ellos agricultores), según los censos de la Guardia Civil de la época. Pero el cañón sonoro mejorado siguió jugando su gran papel de ahuyentador de la fauna: gorriones, tordos, conejos, garzas, jabalíes…

No pasa de los 300 euros

Era y es un producto barato y desmontable que no pasa de 300 euros, el trípode y la longitud del cañón extensible, influyen en la sonoridad del disparo. Se alimenta su funcionamiento con gas propano/butano. Puede regularse su intensidad a más de 100 decibelios (db) y abarca hasta cuatro hectáreas. Suele programarse de 7.00 h a 19.00 h, con frecuencias convenidas. Las detonaciones no pueden ser muy seguidas porque los animales se acostumbrarían a su ruido que identifican con el escopetazo.

No necesita licencia y suele ocultarse para evitar su robo, a pesar de funcionar en sitios alejados. Le vale la limitación de ruidos y horarios de tipo general y nocturno de cada municipio.

Sobreabundancia animalística en sembrados

Cuando oigamos las espaciadas detonaciones del cañón sonoro, pensemos en la sobreabundancia animalística que afecta sembrados, frutales y cultivos y cuyos destrozos hace ya muchos años que no son abonados de manera rápida y fácil al agricultor afectado por la Administración proteccionista.

También existe el declive de la función reguladora de la cinegética. El arte de la caza está en mínimos y no es fácil ejercerlo. Aún cuando en Collserola tengamos 12 jabalíes por km2 y choquemos con ellos en Sant Cugat. El corzo, reintroducido en 1993 en Montserrat, ha llegado a ser una plaga hasta con tiña, que provoca accidentes y desprendimientos de piedras. Y hasta algún prior se queja de ellos. Los jabalíes son animales perniciosos que con el covid-19 y las crecientes sequías han llegado a “parasitarse” en nuestro sistema de agricultura intensiva y en el aprovechamiento de desperdicios y basuras urbanas -cuyos contenedores suelen volcar- y beben en estanques de jardines públicos, a veces a la vista de paseantes y sin huir.

Tordos y tórtolas perjudiciales

Son muchos los animales que al agricultor le arruinan sus sembrados y perjudican sus cosechas. Ahora es el tiempo de los tordos y tórtolas que son de los más perjudiciales. Mientras hacíamos el reportaje en un campo de brócolis diezmado, un empleado público despistado recababa datos para combatir la plaga. Mientras nos explicábamos, el cañón de la foto iba disparando y ahuyentando por momentos breves a los pájaros que se refugiaban en árboles y volvían una y otra vez, como en”Los Pájaros”, el film "angustioso" de Alfred Hitchcock, Piensen en todo ello, cuando oigan al cañón sonoro.

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