www.elllobregat.com
La vida humana, sin adjetivos
Ampliar

La vida humana, sin adjetivos

Por Mossèn Pere Rovira
sábado 11 de enero de 2025, 19:55h
Cada nuevo año se nos debería plantear una buena oportunidad para revisar, reflexionar y corregir aspectos de nuestro peregrinaje vital.Dado que soy sacerdote, tengo la ocasión de conocer muchas familias. Observo las dificultades que el ritmo de la vida les proporciona, la falta de conciliación laboral, el coste de los servicios más esenciales (colegio, alimentación, vivienda, etc.). Realmente no reciben ayudas que las defiendan de estos acosos, en ocasiones, irrespirables, ya sea desde el Estado o desde la cultura hedonista y predominante.


En una de ellas, estas dificultades se incrementan. Tienen un hijo que nació síndrome de Down y su vida está llena de obstáculos.

La sociedad que estamos construyendo es muy hipócrita referente a estas personas diferentes y especiales. Se les defienden una vez nacidas y son exterminadas antes de su nacimiento. Con el descenso de la natalidad, los hijos son la cosa más importante que se tiene en la sociedad, un tesoro que hay que cuidar al máximo. Las parejas quieren que su hijo sea ideal, se imaginan el mejor de los futuros, y un niño con discapacidad no entra en estos planes”, dice Agustín Matía, director de Down España: “Es una gran contradicción: empatizamos con los niños discapacitados, incluso nos emocionamos con ellos, pero personalmente no estamos dispuestos a tenerlos” En España, el 92 % de los bebes diagnosticados con este trastorno genético son matados en el vientre de sus madres. A mediados de los años 70 se estimaba que habían unos 300. 000 personas con este síndrome; hoy las cifras rondan alrededor de los 30.000.
La proyección estimada es que dentro de 20 años no nacerán ninguno con este síndrome. Me resisto a aceptar que esta cultura del descarte es progreso, que la eliminación de estas personas son asumidas como normales. ¿Quién o cómo se decide aplicar esta tendencia exterminadora? ¿Sólo prima una vida productiva y utilitarista?

La vida no se debería medirse por su rentabilidad o por su productividad o por seguir los cánones impuestos desde la “cultura de la muerte”, sea el aborto o la eutanasia. Una sociedad que no defiende al débil o indefenso es una sociedad enferma y con poco recorrido. ¿Podemos cambiarla?

«Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte». (I Corintios 1, 27)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios