Un proveedor de material escolar de Cornellà da las claves para una educación de calidad

Cada 24 de enero se celebra el Día Internacional de la Educación, una jornada para reivindicar y proteger el derecho universal y fundamental a recibir una educación. En 2025, celebramos este día en un mundo cambiante, en el que la sociedad y la forma de ver el mundo está en constante transformación. Por ende, también cambia la forma de concebir y entender la educación, que está en una creciente revolución con la llegada de las nuevas tecnologías y la era digital.

Este avance tiene sus más y sus menos, sus partidarios y sus oponentes, pero es imposible negar que la tecnología ha dejado una huella, para siempre, en el mundo de la enseñanza y el aprendizaje. El concepto de ‘aula tradicional’ ha ido erosionándose con los años y los progresos digitales, para dejar paso a nuevos sistemas de enseñanza, en los que la tecnología es un aliado y una herramienta más.

A partir de esta premisa, y en honor a la efeméride del 24 de enero, una empresa de Cornellà, Lyreco, proveedora de material escolar y de oficina, ha compartido una lista de materiales imprescindibles para adaptarse a una educación cada vez más digitalizada. Para Lyreco, estos productos pueden contribuir a “ofrecer una educación de calidad, accesible para todos”, siempre persiguiendo el fin último y máximo de la enseñanza, “el aprendizaje y el desarrollo de ciertas habilidades como la creatividad, la memoria o la comprensión”.

Los cuatro pilares del material educativo

Según la directora de Marketing de Lyreco, Patrizia Maestri, “si un centro educativo está equipado con herramientas esenciales, transformará completamente el entorno de aprendizaje”. Y un buen entorno, adaptado a las nuevas necesidades, “también prepara a los estudiantes para afrontar sus retos en un mundo en constante cambio”. Para ello, la empresa ha dividido los materiales esenciales para una buena educación atendiendo a cuatro necesidades educativas clave: presentar, interactuar, crear e intercambiar.

Antes de nada, siempre toca presentar. La forma de plantear la información es clave en la enseñanza. Por ejemplo, la habilidad de un docente para captar la atención de los estudiantes puede marcar la diferencia, y eso puede conseguirse fácilmente con herramientas digitales. Por ejemplo, las pizarras digitales interactivas o los proyectores pueden transformar las clases en una experiencia visual y dinámica, cercana al día a día de los alumnos, que puede atraer su atención y hacerles comprender mejor los contenidos.

Un aprendizaje más activo

Más allá de contar con una presentación de diapositivas clara y llamativa, una clase con material audiovisual puede mejorar aún más la experiencia educativa. Así, si a estas proyecciones le sumamos un buen sistema de sonido, los alumnos pueden sentirse aún más presentes y ‘absorbidos’ por la clase. Así, el docente aporta aún más herramientas para lograr la familiarización y asimilación de los contenidos.

Sin embargo, la parte de la educación consistente en exponer los contenidos de la materia puede resultar pesada para los alumnos, porque tienen un papel ‘pasivo’ en su educación. Una forma de darle la vuelta, es promoviendo la interacción en el aula. De este modo, los alumnos participan activamente en su proceso, y aprenden incluso sin darse cuenta a la vez que adquieren aptitudes como la colaboración y el trabajo en equipo o el pensamiento crítico. Para ello, los docentes pueden acudir a mobiliario cómodo y fácil de mover, para actividades grupales, o incluso cámaras para videoconferencias y pizarras colaborativas, que permitan seguir con su aprendizaje incluso fuera del aula.

Crear y organizar

Y esto conecta con la siguiente pieza clave de la educación, la creatividad. Los estudiantes están más preparados para asumir y resolver exitosamente los retos de su aprendizaje (y de la vida misma) si desarrollan su creatividad y pensamiento innovador. Para ello, es esencial contar con materiales para manualidades, kits de experimentación para laboratorios, o juegos educativos que estimulen habilidades cognitivas sin dejar de lado la diversión.

Por último, pero no menos importante, es importante que el aula sea un lugar ordenado, para no poner en peligro la eficiencia del aprendizaje. Para ello, ni siquiera es necesaria la tecnología: un buen mueble de almacenamiento puede cambiar por completo la experiencia educativa. Un aula bien equipada, con estanterías, armarios y bandejas clasificadoras, hace mucho más cómodo el tiempo de aprendizaje. Si esto se combina con otros productos de organización (como calendarios, carpetas y dossiers para los documentos importantes), la experiencia es todavía más ordenada y redonda, y es más sencillo gestionar el tiempo.