Los accesos a Sant Boi son caóticos en las últimas semanas debido a las obras de construcción de la autovía B-25. Pero la situación aún es peor de lo que cabría esperar porque muchos conductores ignoran las señales que restringen el paso por la rotonda de La Parellada y utilizan un carril reservado para autobuses públicos y vehículos de emergencia, lo que agrava los atascos y despespera a más de un automovilista. Aunque se han implementado medidas para mitigar el impacto constructivo de una infraestructura tan compleja como la B-25, la falta de solidaridad de algunos 'listillos' complica más aún la circulación e indigna a quienes están atrapados en los atascos .
Circular en el entorno del término municipal de Sant Boi, e incluso salir o entrar en muchos de sus barrios, sigue siendo un infierno para los conductores debido a las obras de construcción de la autovía B-25, un vial estratégico que, cuando entre en servicio en unos meses, conectará directamente la autopista C-32 con la A-2 y pondrá fin a décadas de insoportables atascos. Desde el Ayuntamiento de Sant Boi y desde la dirección de la obra -que depende del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible (MITMA)- se está haciendo todo lo posible para que el impacto de los complejos trabajos de la infraestructura (y las restricciones que conllevan), interfiera lo mínimo posible en la circulación, implementando desvíos alternativos, señalización especial y otras medidas. Pero muchas retenciones que serían evitables o se podrían minimizar no lo son por culpa de los muchos infractores que se saltan las prohibiciones de la rotonda de la Parellada de Sant Boi (entre otras) para atajar y zafarse del desvío alternativo por la calle de Alacant que supone dar un notable rodeo.
En tierra de pícaros y de emuladores del Lazarillo de Tormes no debería de extrañarle a nadie jugarretas de este tipo pero no deja de sorprender. Los conductores más listillos se están aprovechando de que en la conflictiva rotonda de la parellada (en la C-245) se ha habilitado un carril hacia Cornellà de uso restringido para los autobuses públicos y los vehículos de emergencias (pero que no impide físicamente el paso al resto de vehículos), para utilizarlo sin miramientos de forma furtiva y pasarse las prohibiciones por el forro, con todo lo que eso conlleva.
Insolidaridad que amplifica los atascos
Y es que no solo se exponen a una multa si son sorprendidos. Lo más lamentable es que con su actitud poco solidaria (por no decir egoísta) amplifican los atascos en el ramal de un solo carril que conecta la C-32 con la C-245 en dirección a Cornellà (desde la salida 53), lo que indirectamente repercute en que, en las horas punta, siga habiendo colas interminables en la autopista desde más allá de Viladecans. No obstante, y pese a estos contratiempos incívicos, es cierto que la intensidad de las caravanas en el entorno de las obras de la B-25 ha descendido respecto a los primeros días, cuando se suprimió un carril de la C-245 en dirección a Cornellà y se cerró parcialmente la rotonda de La Parellada.
El Llobregat ha podido comprobar in situ durante varios días que no son pocos los coches, motos, furgonetas y camiones que, al entrar en la glorieta de la Parellada desde Sant Boi, en lugar de continuar forzosamente hacia El Prat (como indican los carteles amarillos que marcan la ruta obligatoria hacia Cornellà) hacen la vista gorda ante la cuádruple señalización de "dirección prohibida, excepto para transporte público y servicios de emergencia” y atajan por mitad de la rotonda hacia Cornellà. Como si no fuera con ellos.
Casi uno de cada diez desobedece
No se trata de un hecho aislado, prácticamente uno de cada diez vehículos que entran en la rotonda elige el enlace prohibido. Muchos automovilistas dudan hasta el último momento entre tomarlo o no y frenan al llegar a la intersección, lo que ralentiza la marcha de los vehículos que no quieren saltarse las señales de dirección prohibida. La mayoría de las veces ya se han pasado el desvío prohibido y optan por seguir por la ruta alternativa como mandan los cánones.
La falta de empatía de los infractores no es nada bien recibida por los conductores que circulan de forma correcta por el ramal de acceso a Cornellà. Aunque poco pueden hacer contra las infracciones, suelen dificultar la incorporación de los listillos a la calzada correcta y les recriminan su actitud poco caballerosa haciendo sonar el claxon o gesticulando. Incluso los conductores de los autobuses castigan con intensos y prolongados bocinazos a los coches que se cuelan en su carril y les obstaculizan el paso normal.
Competencia de Mossos d’Esquadra
Según han confirmado fuentes municipales, la competencia para regular el tráfico en la rotonda de la Parellada y en la C-32 es de los Mossos d’Esquadra. En principio la policía autonómica sitúa patrullas de vigilancia en la glorieta en las horas punta para evitar las infracciones, pero no puede tener efectivos de forma permanente en el lugar por las propias necesidades del servicio. Y los espabilados se aprovechan.
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No(
