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Metro Averno: Descubre los oscuros secretos del metro de Barcelona que nadie se atreve a contar

Metro Averno: Descubre los oscuros secretos del metro de Barcelona que nadie se atreve a contar

Por Lluis M Estruch
viernes 07 de marzo de 2025, 15:58h
Entre los romanos el mundo subterráneo era el Averno, el infierno. Y para muchos de los 3.800 empleados del Metro de Barcelona es la falta de luz natural y el permanecer muchos -unas 40 horas a la semana sin ella- lo que les hace necesario hasta un equipo de psicólogos de apoyo. Con el tiempo menudean las conductas raras y faltas de empatía.

La OIT sostiene que 15 años de trabajos nocturnos reducen la esperanza de vida en 5 años. Los “motoristas” sufren además los efectos de los arrollamientos a suicidas que les miran a los ojos muchas veces. Después de los levantamientos de cadáver, tienen las protestas por retraso del público y su manía de fotografiarlo todo.

El metro de Barcelona celebra su primer Centenario (30-12-1924) con numerosos actos públicos, recordándonos la colaboración del capital privado inicial con una participación municipal, hasta ser predominante y ser principal en la gestión de la compañía. Hay que recordar a los “murcianos” que cuando el sector minero murciano entró en crisis, emigraron en masa (100.000) a Cataluña en barco, ferrocarril y con el bus de Lorca (30 horas) hacia las obras de la Expo’29 barcelonesa y del Metro, habitando en chabolas en La Torrassa (la ‘Murcia chica’), Collblanc y el Bon Pastor. A pesar de ser necesarios, fueron mal acogidos, se habló de deportarlos; hasta el punto que solo la CNT los afilió
Pero nunca el coste del billetaje ha cubierto los gastos del servicio de esta magna obra y siempre son necesarias las subvenciones. Aunque las diversas huelgas que se van produciendo siempre insisten en el enorme coste salarial de la alta dirección que los diversos partidos han impuesto. En estos desacuerdos laborales existe el importante tema de la aluminosis que aún pueden generar elementos de las instalaciones y máquinas.

Automatización del servicio

En la contra sindical está el retardar la automatización del servicio, como ya ocurre en todas las modernas redes de metro. En Barcelona, la línea 9 es un ejemplo inspirativo para todas las demás que existen o se construyen (algunas con un sobrecoste presupuestario del 251%) porque sigue la obsesión catalana por el soterramiento de líneas, que encarece las obras. También las nuevas líneas del Metro de Madrid están automatizadas y qué decir de las de Shanghái, Tokio y muchas otras grandes urbes.

El cine goza rodando escenas en el metro es el caso de ‘Pelham 1,23’, un film USA ,donde un grupo de bandidos secuestran un convoy y amenazan con muertes si no se accede a su chantaje millonario. El thriller del mismo título inspiró dos versiones. Y esto nos lleva al fallido film de terror español ‘Estación Rocafort’, que fantasea con poca fortuna sobre desapariciones y fantasmas en esta tranquila parada de la línea 1. Sin embargo, aquí sí se produjo el 12 de abril del 1924, un terrible accidente laboral con 11 muertos y 9 heridos entre inmigrantes murcianos que ocasionó un agujero de 50 metros que provocó el pánico. También esta parada tuvo un número inusual de suicidios y diversas caídas de empleados. La película no aprovecha estos hechos con fortuna.

Un atentado desde elRaval

Entre el 18 y el 19 del enero 2008 un grupo de 11 yihadistas pakistanís residentes en el Raval preparaban un atentado suicida con explosivos en la línea 1, en un punto donde las emergencias tenían difícil acceso. Gracias a un “infiltrado” del Servicio Secreto francés, la CIA y el CNI fueron detenidos y condenados a penas de cárcel. En 2005 y hasta 2017 el metro de Londres sí ha sufrido sangrientos atentados por elementos islamistas. Antes de esos ataques, la secta elitista japonesa AUM programó diversos ensayos con cianuro contra el sistema de refrigeración del metro de Tokio, sin éxito pero en 1995 se decidieron atacar con el letal gas sarín a cinco trenes, provocando 13 muertes y más de 6.000 afectados con lesiones diversas. El libro ‘Underground’, del casi Nobel Haruki Murakami, relata con detalle lo ocurrido, entrevistando a empleados y víctimas. Los dirigentes de la secta fueron ahorcados. Sin embargo la secta sigue bajo vigilancia.

No por esos peligros latentes millones de usuarios dejan de usar este rápido transporte. Durante el covid-19, el transporte público quedo muy afectado. Las mascarillas se impusieron, como en los metros asiáticos. Ahora son ya escasas las personas portadoras en nuestro transporte público. No sé si por fobia, agorafobia o la muy específica siderodromofobia, de aprensión al transporte por tren o metro, pero yo he conocido a personas que presumen de no haber tomado nunca el metro. Tal vez por el hedor, como los adinerados coreanos de la película ‘Parásitos’ que tratan de olisquear el “olor a pobre” de su chofer; porque es cierto lo del “olor a humanidad” del metro, tal vez los perros y gatos contribuyan a ello. Este submundo ha servido en nuestra ciudad como refugio de los bombardeos italianos -hay una recuperación de túneles de la guerra civil- y estamos viendo en Kiev que de nuevo el metro sirve a los civiles para protegerse. La Protección Civil debería chequear la utilidad de nuestra red.

El soniquete de los carteristas

Nuestro metro tiene lacras peores que su mal olor. La primera es el soniquete que nos advierte de que hay carteristas entre el pasaje del convoy. Los motoristas conocen las caras de los “multireincidentes” ladrones y nos avisan con voces grabadas. Los ‘seguratas’ -miran, entran ,salen- temen a las pandillas (cuentan ya con gas pimienta) y todos esperamos desde hace mucho el descenso al averno de los policías municipales y mosso. La dejadez o desacuerdos de sus mandos lo retrasa. La prueba última es el juego de arriba y abajo que se traen con los ‘manteros’ africanos; a quienes temen porque se les resisten e incluso se tiran a las vías en ocasiones. Ahora se han instalado en los andenes haciendo peligroso el circular por ellos para el tránsito a los vagones. Nadie les impide que vendan sus artículos ilegales. Las buenas maneras de urbanismo elemental se olvidan con la entradas a los vagones sin dejar salir a los de dentro. También los asientos reservados a los vulnerables son en la práctica asientos ocupados por insensibles viajeros, mientras niños, embarazadas, ancianos y minusválidos padecen de pie. Los 469 millones de viajeros (2024) aún no precisan “empujadores” como en Tokio. Stop por suerte a fumadores, patinetes y bicis eléctricas. Hay muchas ratas y filtraciones.

Excavar el subsuelo es peligroso y caro y por esto resulta lamentable el abandono de 7 estaciones de metro y de la semi-enterrada galería Avenida de la luz de la calle Pelayo-Rambla. Junto a la interminable línea 9, a pesar de sobrecostes y de un calendario de ejecución que se prolonga y que empalma crisis y paros relacionables con la política. A pesar de todo los 100 años de Metro son un hito ciudadano, sin ninguna duda, mejorando lo presente. III

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