La cleptomanía es un trastorno psicológico que impulsa a robar sin necesidad, generando placer y culpa. A menudo se presenta junto a otros trastornos, complicando su diagnóstico y tratamiento. Un estudio reciente sugiere que combina impulsividad y compulsividad, destacando la necesidad de tratamientos innovadores más allá de la terapia cognitivo-conductual.
La cleptomanía es un trastorno psicológico que lleva a una persona a ser incapaz de resistir el impulso de robar. Generalmente, estas personas suelen robar objetos que ni siquiera necesitan ni van a usar, y sin un fin lucrativo, simplemente por la tensión emocional y el placer, satisfacción e incluso alivio que supone robar este objeto sin ser cazado. Sin embargo, esta sensación de adrenalina y placer suele ir seguida, casi siempre, de culpabilidad y vergüenza. Y el ciclo se repite una y otra vez.
Las connotaciones de ‘criminalidad’ e ilegalidad de estos robos han convertido a la cleptomanía en uno de los trastornos más afectados por el estigma social. Según los expertos, la “prevalencia real” es mucho más elevada de lo que indican las cifras actuales, porque este estigma actúa como una barrera a la hora de buscar ayuda. Además, a esta falta de diagnósticos y de estudios empíricos se suma la elevada comorbilidad del trastorno. En muchos de los casos diagnosticados, la cleptomanía suele presentarse en pacientes con algún trastorno de conducta alimentaria (TCA) o drogodependientes, lo que hace todavía más complejo y grave el caso, y dificulta significativamente su tratamiento.
Tradicionalmente, la cleptomanía se ha definido a partir de este impulso irresistible, que ha sido la base de su tratamiento. Sin embargo, algunos investigadores han concluido que no se trataría únicamente de un trastorno impulsivo, y presenta muchísimos rasgos de compulsividad. Esta idea genera en la persona una sensación de obligación de robar reiteradamente, para aliviar este estado de tensión y malestar emocional, aunque realmente no aporte ningún beneficio real. Así, la cleptomanía podría ir mucho más allá del descontrol de la impulsividad, que buscaría una gratificación inmediata sin necesidad de una insatisfacción previa.
Un estudio revelador
Sin embargo, el campo de investigación de la cleptomanía todavía tiene grandes carencias de evidencia científica, y su tratamiento y diagnóstico más extendidos se basan principalmente en estudios de casos. Aunque algunos estudios de años atrás ya planteaban esta idea de que el trastorno combina aspectos impulsivos y compulsivos, solo se enfocaban en un campo teórico. El grupo de investigación en Psiconeurobiología del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y el Servicio de Psicología Clínica del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) han logrado avanzar a nivel práctico y empírico en esta teoría, gracias a un estudio conjunto en el que han participado 150 mujeres.
Se trata de uno de los pocos estudios publicados en todo el mundo centrado exclusivamente en analizar la cleptomanía y los resultados de su tratamiento. La mayoría de las mujeres que han participado en el estudio son pacientes que están recibiendo tratamiento activo de TCA y cleptomanía (84), con otras trece en tratamiento exclusivamente por cleptomanía. Las 66 mujeres restantes no presentan ningún trastorno diagnosticado. Primeramente, el estudio ha analizado sus datos sociodemográficos y clínicos, que se han complementado con cuestionarios en los que las mismas participantes han evaluado aspectos psicológicos y psicopatológicos, de su personalidad e impulsividad.
Tendencias impulsivas y compulsivas
Los datos del estudio aportan información nueva y valiosa sobre los perfiles psicológicos asociados al trastorno. Según los resultados, las pacientes con cleptomanía y TCA presentan una mayor tendencia a la impulsividad, mientras que el grupo con tan solo cleptomanía muestra síntomas de compulsividad (preocupación, ansiedad y tensión). En ambos casos, estas sensaciones (sea impulsividad o compulsividad) comprometen el éxito de su tratamiento. Así, el estudio ha concluido que la cleptomanía se tiene que tratar atendiendo a los aspectos individuales de cada paciente y la posibilidad de convivir con otros trastornos, pero siempre “teniendo en cuenta toda su complejidad compulsiva-impulsiva”.
“Los psicólogos clínicos suelen diagnosticar cleptomanía de forma indirecta, en pacientes que ya están en tratamiento psicológico por otros trastornos”, ha explicado la Dra. Susana Jiménez-Murcia, investigadora en el IDIBELL y jefa del Servicio de Psicología Clínica. “Y en los únicos casos en los que la persona busca ayuda de manera proactiva y directa casi nunca es por motivación propia”, ha añadido, “sino forzada por su entorno o incluso por cargas judiciales”. Esta tendencia corrobora, pues, el “estigma que arrastra la enfermedad”, ha lamentado la Dra. Jiménez-Murcia, “que muchas veces hace que diagnóstico y tratamiento lleguen demasiado tarde”.
La necesidad de innovar en el tratamiento
El tratamiento tradicional y más arraigado es la terapia cognitivo-conductual, que se enfoca especialmente en trabajar estrategias de autocontrol. Así pues, se centra únicamente en la idea de impulsividad y puede no ser suficiente para atender la enfermedad en toda su complejidad. Con esta premisa, la Dra. Lucero Munguía, psicóloga e investigadora del IDIBELL y primera autora del estudio, ha destacado la necesidad de “plantearse otras opciones de tratamiento”, como “la terapia de exposición y prevención de respuesta, que se utiliza en el trastorno obsesivo compulsivo (TOC)”.
Si esta alternativa se combina con “entrenamiento del control inhibitorio y la regulación emocional”, el éxito podría ser todavía mayor, “especialmente en los casos de comorbilidad”, ha asegurado la Dra. Lucero Munguía. De hecho, Bellvitge ya ha empezado a aplicar técnicas innovadoras en el tratamiento de cleptomanía, como los serious games, “unos videojuegos diseñados para adquirir habilidades de regulación emocional”.