El equipo de gobierno del Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat ha presentado los resultados del último Barómetro de Opinión Pública, una encuesta telefónica realizada a 1.300 hospitalenses entre el 18 y el 28 de noviembre de 2013. A los seleccionados aleatoriamente se les ha preguntado por su consumo de medios de comunicación y el uso de tecnología, su grado de satisfacción e identificación con la ciudad, sus principales problemas, la situación de la ciudad y el barrio en el que viven, la gestión municipal, de la alcaldesa, de otros concejales y otros grupos municipales, y por su ideología política. Podría destacar algunos datos que me parecen dignos de atención, pero no lo haré. En primer lugar, porque los gobernantes municipales han decidido colgar las tablas y un resumen de los resultados en la página web del Ayuntamiento (véase http://www.l-h.cat/laciutat/264540_1.aspx?utm_source=hootsuite&utm_campaign=hootsuite) y cada uno puede buscar aquello que más le interese; y, segundo, porque me parece más interesante observar en qué se han fijado quienes han comentado los resultados.
Por ejemplo, la nota de prensa presentada por el teniente de alcalde del Ayuntamiento y portavoz del PSC, Francesc J. Belver, y el concejal y portavoz del Grupo Municipal d’ICV-EUiA, Alfonso Salmerón, destaca en titulares “la estabilidad”, el crecimiento del “optimismo ante el futuro” y que “baja la percepción de inseguridad”. Obsérvese que todas las palabras poseen una connotación positiva, algo que contrasta con la visión ofrecida desde CiU, donde se interpreta que los problemas de la ciudad “son los mismos de siempre” para concluir que “el equipo de gobierno está desorientado y no es capaz de dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos”.
La formación nacionalista también destaca que Meritxell Borràs sea la concejala más conocida del Consistorio. Ah, cómo se abusa de las medias verdades. Efectivamente, ha bajado la percepción de la inseguridad ciudadana como problema (del 28,5% en 2012 al 26,2% el año pasado). Sin embargo, ¿por qué no se destaca que ha subido la de la inmigración (del 18,2% al 18,7%) y la de la limpieza (del 12% al 12,8%)? También es verdad que Borràs es la concejala más conocida, pero ¿por qué no se explica que sólo la conoce el 5,4% de los encuestados (¡el 82,6% no sabe decir un nombre aparte de la alcaldesa!)? ¿Y por qué no se reconoce que el PSC es el único partido que aprueba en una escala de 0 a 10, con un 5,2 de media?
Los políticos no son los únicos que interpretan los resultados como les interesa. También los medios de comunicación hacen su lectura particular. “El far”, por ejemplo, se centra en el análisis local y destaca el enquistamiento de los problemas. “La Vanguardia” y “Ara”, por su parte, resaltan la ideología política, aportando un granito más de arena a la polémica sobre la independencia.
¿Adónde quiero llegar? Pues a algo que todos sabemos, pero que no está de más recordar: que la realidad es compleja, que nuestra mirada no es neutra, que el hecho de que se destaque un dato u otro puede obedecer a un interés que no se quiere explicitar y que todo ello me hace pensar que la opinión pública es algo que todo el mundo quiere controlar, muy a nuestro pesar.||