Miquel Iceta es ya el nuevo líder del PSC después del Congreso del 13 de julio. Sin rival, sin ningún alcalde como alternativa y sin primarias, el ex concejal de Cornellà saldrá de la sombra del partido en la que se encuentra desde 1984 para salvar al partido de la actual crisis que atraviesa.
El fantasma del VII Congreso que el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) organizó en Sitges en 1994 vuelve a sobrevolar los altos mandos del partido. Justo veinte años después, los socialistas catalanes se encuentran en una situación de fractura similar a la de aquel año, tras la celebración entonces de un congreso que dejaría al partido agrietado y enquistado.
Desde este 1994, las federaciones territoriales del Baix Llobregat y Barcelona se han convertido en el núcleo duro de la dirección socialista. Raimon Obiols fue derrotado en el Congreso de Sitges y dos años después, finalmente, cedería la condición de primer secretario a Narcís Serra, ex alcalde de Barcelona y, hasta 1995, vicepresidente del gobierno español de Felipe Gonzalez. Tras él, José Montilla -uno de los dos alcaldes históricos de Cornellà de Llobregat y a quien entrevistamos en el número de mayo de El Llobregat- llevaría el timón del partido del 2000 al 2011. Después del tsunami de la crisis y los malos resultados electorales, Montilla cedió el testigo a otro alcalde, Pere Navarro. Pero el ex máximo responsable del Ayuntamiento de Terrassa no contaba con el proceso soberanista que promueve, en estos momentos, el Govern de la Generalitat de Catalunya -con gran apoyo del Parlament- y que ha cogido a los socialistas a contrapié. La división interna ha acabado con Navarro que ahora se queda, como dice el dicho popular, compuesto y sin novia, tras la nueva debacle electoral de las Europeas.
Prefieren mantener el consistorio
Pere Navarro deja una patata caliente que ahora muchos son reacios a comprar; tampoco los ‘capitanes’ del Baix Llobregat. La antigua estrategia de poner al frente a los ‘caballeros’ socialistas no ha acabado de funcionar. Pese a que en las municipales y en las autonómicas el PSC ha vencido históricamente, el gran reto de superar -en las autonómicas- primero al Pujolismo y ahora a Convergència i Unió de Artur Mas nunca se dio.
Entre bambalinas, Antoni Poveda y Antoni Balmón, los alcaldes de Sant Joan Despí y Cornellà, respectivamente, fueron los que impulsaron la candidatura de Núria Parlón, alcaldesa en Santa Coloma de Gramanet. Mujer, joven, con un electorado fuerte también en el Área Metropolitana de Barcelona y, al parecer, menos tajante que Navarro ante el proceso soberanista, todas las miradas apuntaban a ella. Pero renunció; igual que Núria Marín de L’Hospitalet e igual que los grandes capitanes del partido, que no han querido dar un paso al frente y han preferido mantener su cargo en los respectivos ayuntamientos que gobiernan.
La mala gestión de Pere Navarro al frente del partido, cerrándose en banda ante las voces críticas, penalizando estas aptitudes en lugar de acogerlas como una oportunidad de democratización del partido –estrategia que lleva a cabo con las primarias-, ha dejado al socialismo catalán perdido entre el federalismo y las autonomías, en contra del derecho a decidir, con un grupo de críticos en la tribuna y con otros tantos dispuestos a crear una nueva agrupación política como Avancem, de Joan Ignasi Elena, Jordi del Río y Fabián Mohedano.
Hasta la celebración del Congreso del PSC, un histórico del socialismo catalán, Celestino Corbacho, ex alcalde de L’Hospitalet, ha sido el máximo mandatario del partido como presidente del Consejo Nacional. Pero hasta ahí. Corbacho, cómodo con el paso que ha dado Miquel Iceta, ya ha apuntado algunas vías de escape para el partido: “Si usted quiere un partido socialista de obediencia catalana, ese no es el PSC”, ha declarado públicamente Corbacho. La relación con el PSOE se mantendrá fuerte, previsiblemente, aunque tiende la mano a los críticos para colaborar sin necesidad de que lo abandonen.
Para poner sentido al partido, ahora frente a un precipicio, Miquel Iceta coge las riendas del PSC como primer secretario. Ni alcaldes, ni capitanes, ni pesos pesados, sino un hombre que lleva en la sombra de la dirección del partido desde 1984, ex concejal de Cornellà (1987-1991), impulsor del Estatuto de Autonomía y bien conectado al PSOE. Iceta ya ha hablado de “reconstrucción” y de “abordar con inteligencia y determinación el proceso soberanista”. Faltará comprobar si la figura de Iceta es suficiente para lograr la regeneración que busca el partido.