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Más cornadas da la islamofobia
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Más cornadas da la islamofobia

Por Joan Carles Valero
jueves 26 de febrero de 2015, 07:35h
Unos centenares de aficionados a la tauromaquia han celebrado en el Centro Cultural La Bòbila de L’Hospitalet el tercer Congreso Taurino en Cataluña soportando los insultos de un grupo de antitaurinos. También L’Hospitalet va a ser el escenario de la primera movilización de los Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) mientras arrecia el rumor de que la Monumental de Barcelona se va a convertir en la mayor mezquita de Europa

Conocí el mundo de los toros a través del periodista José María Alarcón cuando comencé a juntar palabras en el vespertino El Noticiero Universal. Hijo del banderillero Mariano Alarcón, que sufrió una mortal cogida en la Monumental en 1952, José María era el jefe de la sección de Comarcas del desaparecido “Ciero” y ahora es director del programa taurino “Tendido 5”, de Radio Sant Boi. Aunque nunca me llevó a los toros, recuerdo el orgullo con el que hablaba de la fiesta que segó la vida de su padre y le dejó huérfano a los 4 años de edad.

Pero mi primer contacto con los toros fue de la mano de Esteban Manzanares Samaniego, comisario-jefe de Policía de L’Hospitalet en los años 80 y gran aficionado, hasta el punto de presidir la plaza de toros Monumental de Barcelona. Le pedí una entrevista cuando fue el comisario-jefe de Policía más joven de España tras ganar, por oposición, la jefatura de L’Hospitalet. Manzanares murió en 1994 a los 54 años y me pregunto cómo se sentiría, de estar vivo, en una Cataluña que prohíbe su pasión y la afición a los toros es insultada y tildada de asesina cuando se reúne en el tercer Congreso Taurino de Cataluña, celebrado hace unos días en Pubilla Casas. El desaparecido Benito Magallón, pintor del Grup D’Art 94 y vecino de Sant Joan Despí, fue la tercera persona que me hizo ver los toros desde su perspectiva artística. Autor de una colección de pinturas de tauromaquia, Benito sostenía que el desapego a la fiesta en nuestra sociedad era culpa del frigorífico, ya que la irrupción de este electrodoméstico erradicó por completo la muerte de animales en los hogares españoles y, por eso, hoy muchos niños creen que los pollos y filetes se fabrican.

Extinción del toro bravo
He presenciado una sola corrida en la Monumental. Me invitó Manzanares y me pasé todo el festejo cámara en ristre, intentando capturar poesía visual. Pese a no ser aficionado, nunca he apoyado prohibir el festejo. Al contrario de lo que alegan sus detractores, he podido comprobar que nadie ama más a los animales que un taurino. Además, la fiesta permite la existencia de un sector económico y también del toro bravo que, sin las corridas, se verá abocado a su extinción.

Por encima de todo, defiendo las libertades individuales. Por eso me ha disgustado lo que ha ocurrido en el centro cultural La Bòbila de L’Hospitalet durante el tercer Congreso Taurino de Cataluña. Los aficionados tuvieron que soportar la vejación de que les mentaran la familia y fueran acusados de criminales por parte de unos intolerantes que, más protegidos que controlados por los Mossos d’Esquadra, se despacharon a sus anchas contra quienes sólo querían reunirse para hablar tranquilamente sobre su pasión. Ángel González Abad, veterinario, periodista y crítico taurino, es el cuarto aficionado con el que he tenido más relación. Participó en el congreso de L’Hospitalet y explica que allí se habló de sentimientos, de liturgia, se rindió culto al toro y se gritó libertad, pese a que esos –él los llama maleducados para evitar que se le caliente la sangre-, “pese a que esos maleducados se atrevieran a pisotear la libertad de unos cientos de personas”.

Aunque los insultos de los intolerantes llegaban desde la calle, en L’Hospitalet se ha vuelto a hablar de toros en sosegada tertulia con diversos invitados, entre los que destacó el diestro Francisco Rivera Ordonez “Paquirri”, cuya intervención fue interrumpida por una decena de antitaurinos que fueron invitados a salir. Los hechos se repitieron mientras duró el congreso, ya que los protagonistas del escrache a los aficionados se apostaron en la puerta del centro cultural para proferir gritos e insultos.

Concentración de Pegida
Cuatro años después de que no se celebren corridas en la Monumental, el coso barcelonés puede convertirse en la mayor mezquita europea. Tampoco tengo nada en contra de ninguna religión. La alarma me sobreviene al conocer que L’Hospitalet es la ciudad elegida por el grupo catalán del partido alemán Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) para convocar a mediados de marzo una concentración bajo el lema “Contra la islamización de Europa y la amenaza yihadista”. Para promocionar esa marcha, han habilitado páginas en las redes sociales con videos y noticias sobre las marchas alemanas y los crímenes de Estado Islámico, que degüella y quema vivos a sus prisioneros.

El movimiento Pegida nació en Dresde (Alemania) a finales del año pasado. Su aparición ha provocado la convocatoria de contramarchas de ciudadanos que se rebelan contra los postulados de Pegida, por considerarlos islamófobos y xenófobos. Un extremo que puede ocurrir también en L’Hospitalet. El secretario general del partido Plataforma per Catalunya (PxC), que cuenta con casi 70 representantes en municipios catalanes, Robert Hernando, y el concejal de L’Hospitalet de esa formación, Daniel Ordóñez, acudieron a una concentración en Dresde y se reunieron con miembros de Pegida. A su vuelta, los contactos continuaron con representantes del grupo en España. La islamofobia anida allá donde más musulmanes viven. Volviendo a los toros, poco después de que el Parlament de Catalunya los prohibiera, Francia declaró la Fiesta Nacional española como patrimonio cultural galo.

El vecino país, que ya consiguió que la Unesco inscribiese la Fiesta en el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, protege las corridas que cada año celebran 47 de sus ciudades, con Arles como epicentro. No en vano, la Universidad de la Sorbona reivindica la tauromaquia como arte. Yo siempre he estado con los marginales, con los proscritos… En Roma, hubiera sido cristiano. En la Alemania de Hitler, judío. Quizá por eso defiendo la lidia en la Cataluña posmoderna. III
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