Que acaben de retomarse las obras de construcción de la B-25 después de más de 30 años de parones, retrasos, rediseños y dimes y diretes, puede entenderse también como una metáfora del Sant Boi de las últimas décadas, más allá de su importancia viaria global y del enorme alivio para va a suponer para el tráfico rodado de la localidad.